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58 REFLEJOS.- FR. BASILIO DE PINILLA íntima llena la eternidad con un solo acto, se impone esta nueva se- . mejanza en nuestro trabajo. También el hombre ha de prolongar ininterrumpidamente su actividad personal en la obra de su perfec• ción. Pero su actuar en el mundo ha de celebrar el día del Señor. A la creación realizada por Dios, corresponde en el hombre, su imagen, una misión de trabajo perfectivo. Ya hemos aludido anteriormente a un segundo elemento que de– termina en concreto nuestra actitud respecto del mundo material. Este nuevo elemento es la SOLIDARIDAD. «La individualidad, escribe A. Carrel, es real sin duda. Pero mucho menos definida de lo que creemos. Y la independencia de cada indivíduo de los demás y del cosmos es una ilusión» (14). Es por nuestro cuerpo cómo la naturaleza entera de algún modo se asocia a nuestro destino. El mismo Dios parece declarar este [he– cho al sancionar la culpa de Adán: <por tí la tierra será maldita; con trabajo comerás de ella todo el tiempo de tu vida» (15). Pero es so– bre todo el apóstol San Pablo quien de una manera insuperable ha descrito este fenómeno. Exponiendo la conexión íntima que existe entre la gracia y la gloria, cita como primer testigo la actitud de la naturaleza: «la espectación ansiosa de la creación suspira por la manifestación de los hijos de Dios, pues, las creaturas están sujetas a la vanidad, no de grado, sino por razón de quien las sujeta, con la esperanza de que también ellas serán libertadas de la servidumbre de la corrupción para participar de la libertad de la gloria de los hi– jos de Dios. Porque sabemos que la creación entera hasta ahora gime y sufre los dolores del alumbramiento,, (16). Asociados por nuestra misma naturaleza al mundo material, te– nemos una misión de algún modo universal, extensible por nuestro trabajo a todo aquello que posee elementos de SOLIDARIDAD. «La civi– lisation est le résultat d'un travail spirituel, elle nait du besoin que l'homme possede de s'achever en achevant l'univers. Les personnes spirituelles n'existent qu'engagées dans une matiere, elles communi– quent entre elles-et avec Dieu meme-par le chair, par ces signes 14.-CARREL, A., o. c., p. 288. 15.-Gen., 3, 18. 16.- Rom., 8, 18-22.

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