BCCCAP00000000000000000001465

112 S. ARA San Francisco -dijo el Padre Ventosa- no formuló una antropología en sentido técnico filosófico. Pero tuvo unas vivencias extraordinarias que ayudan a clarificar los grandes problemas antropológicos de nuestra hora. El tema, muy mentado por los franciscanistas, no ha sido objeto de una reflexión metodológica exigente. Pensamos que ha llegado la hora de hacerlo si el franciscanismo quiere seguir hablando al pensamiento de nuestro tiempo. · Seleccionó, de entre muchos problemas de la antropología de hoy, cuatro como mero programa en orden a futuras investigaciones: la per– sona humana frente al impersonalismo ambiental; el encuentro con el otro., libertad. Esta debe ser dirigida por el amor ordenado y no sólo por mo– tivos absolutamente gratuitos. En el primer caso la libertad lleva a la cima la perfección. En el segundo va a estrellarse en las playas de la náusea y el despecho. San Francisco primeramente conquista su libertad. Después la vive camino de Dios y la respeta en sus frailes hasta permi– tirles en todo momento seguir el impulso divino. En esta libertad se halla el mejor remedio al pérfido morbo actual, que consiste en la actua– ción de la libertad sin previo' motivo. El amor franciscano, iluminado y recto, tiene hoy día respecto de la libertad una misión orientadora, capaz de salvarla para el bien. La intervención del Padre Ventosa fue muy bien acogida y comentada elogiosamente, aún por las autoridades presentes al acto que dirigieron unas palabras de bienvenida a los congresistas. SESIONES DE TRABAJO Durante la mañana y tarde de los días del Congreso se fueron suce– diendo las exposiciones de los diversos temas; a la exposición seguía un breve diálogo de aclaración e iluminación de los puntos desarrollados. Comenzó el turno por el Padre Saturnino Ara, AFMCap., con una po– nencia de gran actualidad: «Los derechos del hombres en el proyecto de vida franciscana». El ponente hizo un breve recorrido por los campos de la doctrina magisterial de la Iglesia sobre los derechos del hombre, po– niendo de relieve el divorcio existente entre las exigencias de dicho ma– gisterio y los avances jurídico-canónicos. Lamentó que ni siquiera el movimiento actual del franciscanismo, tan original y creador, tan siem– pre a tono con las corrientes más respetuosas de la primacía y dignidad de la persona humana, hubiera reflejado en la nueva legislación un acer– camiento hacia esas corrientes que se empeñan en la declaración de los derechos del hombre y organización de los sistemas de garantía jurí– dica de los mismos. Presentó el proyecto de vida franciscana, señalando las incidencias de su programación de vida en aquellos derechos más destacados de la persona. En cuanto a la realidad de los derechos del hombre en el proyecto de vida franciscana, afirmó que éste, en cuanto medio espiritual, es su– perior a las técnicas jurídicas que abogan y reglamentan el respeto a la persona humana. Pero que es normal que se vaya hacia la presentación del proyecto de vida franciscana como normativa ejemplar de una comu-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz