BCCCAP00000000000000000001464

EL MUNDO, SEGÚN SAN J lJ A N plano óntico de este fin :-uperior por medio de la gracia -vida eterna incoada en este mundo. Quien cree prácticamente en el Hijo posee vida eterna 08 y no incurre en sentencia de condenación perdurable " 9 ; por el contrario, la negación de Cri'sto, la falta de fe en él, es el cor.dicionan– te lógico de la muerte sobrenatural, de la privación de vida divina er: el hombre y, consiguientemente, la razón de granjearse la cólera o jus– ticia eterna de Dios sobre uno mismo no. De suerte que la vida, la "sa– lud" que Cristo vino a traer al mundo, la comunicó y la comunica a las inteligencias de los hombres comportándose ante ellcís como la verdaJ plena, la realización del mandamiento recibido del Padre, que es "viJa eterna" i;i. Cristo, pues, como objeto de fe, es el punto clave, diferencial, la raiz de excisión óntica entre lo cristiano y lo mundano. Lo realiza como mo-• . tivo del "juicio" íntimo de las conciencias y de las almas, por el que se perpetuará en el transcurso de los siglos la apHcación de la obra rc– den1ora de Cristo. "Quien no cree en él ya está juzgado; por el con- 1r.tr10, quien cree en él --en el nombre del Unigén:tn Hijo de Dios-- no es juzgado" ,; 2 • De aquí que los escritos del cuarto evangelista, de pos– tulados válidos para todos los tiempos, encarnan tan bien, en un vigwo– so dramatismo, las diversas reacciones de las almas ante el mens 1_:e insos:ayable de. Jesús ' 33 • Aunque es verdad que D:os tiene una óptima voluntad salvífica para con el mundo n• -pues envió a su Hijo a fin de salvar y dar su vida en redención de los hombres ,;.,__ sin embargo Crilsto expresamente afir,na que vino para "juicio" a este mundo '"', 1w para juzgar El directamente romo si fuera su misión positivamente judicial y condenatoria " 7 sino para que cada uno, conforme a su afirmación o negación pernonal y L– hre ;mte Cristo, se juzgue a sí mismo ns. Cristo realizaba ese juicio "cc,:1 su enseñanza y sus obras, dando así ocasión para que se descubriesen los ocultos sentimiento,s de muchos, según lo había anunciado a María 60. lo 3,36; 8,24; 12,47·48; Cf. MT 21,44; APOC 6,16-17; 12,12; 14.10.19; 15,1.7; 16,1. 61. lo 12,49-50. b'2. lo 3,18. 63. Cf. Husv S.I., El Evangelio y to·, Evangelios, trad. de R. Galdos S.!. (San Sebastián 1944) 190 ss. 64. lo 1,4.7.9.29; 3, 3.5.1516.36; 4,1-42; 5,24; 6,40; 7,37; 8,12; 9,5; !0,9ss; 11,51-52; 12,20ss.32.46; 14, 21-23; I lo 2,2; 4,14. 65. MT 20,28; lo 12,47. 66. lo 9,39, 67. lo 12.47. 68. lo 3,18.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz