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Francisco José de Jaca y la retórica de la predicación al servicio de la libertad… 109 Studia Philologica Valentina Vol. 23, n.s. 20 (2021) 103-125 Es importante considerar que no era una preocupación nueva en aquel territorio concreto, sino que a finales de 1671 el obispo ya se había dirigido al soberano para solicitar que los indios no siguieran sujetos al servicio personal, lo que vendrá corroborado por medio de dos cédulas reales (28 mayo 1672 y 31 mayo 1673) dirigidas al gobernador de Venezuela. Aunque posteriormente quedarán suspendidas, en mayo de 1675 se reunía una Junta que debía decidir acerca de este y otros temas conflictivos. La postura del obispo fray Antonio González de Acuña será que se ejecutasen dichas cédulas, siendo también lo que mejor respondía a la sensibilidad de los misioneros. En relación a los indios y a las propias misiones esto se concretaba en que las mujeres no pudieran ser obligadas a servir a nadie en particular, que los indios que estuvieran ya reducidos debían permanecer totalmente libres, al tiempo que se prohibía la entrada en la selva con soldados para reducir a los naturales. Así, en las ordenanzas dictadas por el obispo, se pedía que fueran llevadas a cabo “por medios suaves, lícitos y de toda caridad reduzcan a salir a las poblaciones y a ser instruidos y a oír el santo Evangelio, sin permitir que los hagan esclavos ni quieran, por ir acompañando a los misioneros, tenerlos en particular sujeción”. 3 2. La esclavitud de los africanos Jaca, como se intuye de lo afirmado, toma conciencia de la gravedad de la esclavitud desde el momento en que pisa tierras americanas. Posiblemente esa sea la experiencia que vive al desembarcar del patache que hacía la ruta con la península. La realidad debió aparecer ante sus ojos de manera dura y candente, si no la habían iluminado ya sus hermanos de hábito. De igual manera, su regreso a la península parece estar en relación directa a su oposición impetuosa frente a esta práctica cruenta. Así se explica que su estancia en las Indias occidentales fuese tan breve, pues a mediados de 1681 se le concede licencia para regresar a la península (Pena González, 2003: 154). Los primeros días de junio de ese año, desde Cartagena de Indias, escribe al rey en términos análogos a los utilizados desde Caracas tres años antes. La diferencia fundamental es que, en este momento, su preocupación va dirigida preferentemente a la situación vivida por los africanos. Su actuación parece tener un respaldo institucional en los superiores de su propia orden religiosa, ya que un año antes el Consejo de Indias había estudiado unos memoriales que el procurador de las misiones de Cumaná y Caracas, fray Francisco de Tauste había enviado a la misma. 4 Allí solicitaba la libertad de todos los negros, tal y como daba cuenta de ello el Consejo de Indias en marzo de 1680. 3 “Ordenanzas del obispo Fr. Antonio González de Acuña, OP (Caracas, 30 mayo 1675)”, en AGI, Audiencia de Santo Domingo , 875. Tomado de: Carrocera, B. de (1972), Misión de los Capuchinos en los Llanos de Caracas. I. Introducción y resumen histórico: documentos (1657-1699) , Caracas, 62. 4 Cf. “Consejo de Indias. Exposición de fray Francisco de Tauste sobre la libertad de los negros (8 marzo 1680)”, en AGI, Audiencia de Santo Domingo, leg. 222.
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