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Francisco José de Jaca y la retórica de la predicación al servicio de la libertad… 113 Studia Philologica Valentina Vol. 23, n.s. 20 (2021) 103-125 ellos en su hurto se obran. Servi dolo , cap. etc. Ya te dice lo que el referido Mercado, dice en lo determinado de Sevilla, Lisboa, Castilla, etc. 6 Que son hurtados y tiranizados y, como vosotros sabéis, esto mismo y aquí de entre vosotros mismos también lo he sabido. Luego, ¿de la suerte lícitamente esclavos? No. Porque hay costumbre que tiene fuerza de ley. Esta tu costumbre se funda en la que Judas tenía de hurtar, dice san Juan. Quia fur erat . Y, por tanto, supuestas dichas injusticias, dice el derecho, no puede dicha esclavitud subsistitir. Nam quod latenter vel alias, ilicite , etc. Porque les está muy bien, que con eso se hacen cristianos, parece que con estos argumentos, solo te vales de tu codicia para la defensa. Oye. No es lícito un solo pecado venial porque todo el mundo se convierta. Luego, lícitas tantas maldades porque se conviertan los infieles. Ni según san Pablo y el derecho. Pecabimus?... ut gratia abundet? Absit [Rom 6,1]. Non sunt facienda bona, etc . Mt 8 (sic). Porque el rey lo permite. Respondo que ni permitir puede, etc. [los argumentos siguientes están tachados] Porque el rey lo permite, digo que ni permitir puede. La razón es porque aunque es verdad, etc. Porque con eso se hacen cristianos, arriba, etc. Porque yo los poseo con buena fe; no dijo los judíos no tenían mala fe, pero creían que en Cristo. Y esto no obstante” ( AGI, Audiencia de Santo Domingo , leg. 527, f. 321r) . Este apunte tenía como finalidad ser introducido —según el contexto concreto— en los sermones que fuera predicando. No podemos definir dónde, cuándo, ni en qué condiciones fue utilizado, pero es previsible que fuera un tema recurrente, en razón del auditorio. Jaca no comienza por argumentar en relación al recurso de condena, de aquellos que tuvieran esclavos. No parte de la negación de los sacramentos, sino que presenta la realidad objetiva, que identifica a partir de dos autores que resonaban con fuerza y autoridad en su tiempo, los dominicos fray Tomás de Mercado y fray Juan de la Cruz. Mercado, a este respecto, concluye tratando en el lib. 2, cap. 22, donde analiza el pasaje de Europa a Indias, “… que ofrece para violar la rectitud de la justicia, y cuán extrema necesidad tiene de tomar siempre el camino que le enseñaren varones doctos, porque el suyo, para el alma es fragoso, y para su codicia espacioso, y deleitable. Y finalmente, cuán obligado está a gustar y saborearse continuamente, si quiere salvarse, en lo que le hiciese mal gusto, porque lo que le es sabroso a su paladar le es en extremo dañoso” (Mercado, 1975: 293; Pena González, 2003: 107-109). Es obvio que no iba a citar en su predicación las argumentaciones precisas de estos dos teólogos, pero sí que los utilizase como un recurso retórico, intentando que aquel auditorio eclesial comprendiese que estaba poniendo de relieve una cuestión central del vivir cristiano, que no era otra que la experiencia del evangelio. Algo que tenía consecuencias concretas y terribles sobre los amos de esclavos. Precisamente por ello quiere poner de relieve que se cuenta ya con una reflexión al respecto. Es un criterio, al mismo tiempo, de objetivar el discurso y manifestar cómo sus posiciones no son algo exclusivo, sino que hay autoridades que lo defienden. Cree que no se puede seguir 6 En relación a la reflexión relativa al comercio, véase Tellkamp (2004: 135-148).
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