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112 M IGUEL A NXO P ENA G ONZÁLEZ Studia Philologica Valentina Vol. 23, n.s. 20 (2021) 103-125 Alonso (1973: 973-984). En la misma línea, López Grigera sostendrá que se trataba de “enseñar algo, convencer de algo, para mover a los hombres a tomar decisiones y posiciones, tanto en el campo ideológico y político, como en el jurídico” (1994: 17). La profesora Moreno Orama (2016: 70) , aplicando dichos principios al capuchino afirmará que “Si en la introducción de su carta Jaca se construye como autor/testigo que demuestra su autoridad desplegado su conocimiento y obediencia a los códigos de su época, en su narración ofrece las pruebas necesarias para señalar la necesidad que tiene la corona de abolir la sujeción indiana”. No tenemos datos precisos de su actuación en la misión de Cumaná, pero se intuye que no sería muy diversa a la que mantendrá después en La Habana. Considerando su discurso y proceder previo, así como el que mantendrá luego, es fácil intuir que los encomenderos, así como los clérigos de Cumaná, pondrían los medios a su alcance para que cesara aquella predicación suya, de claro tono iracundo, que generaba tensión en las gentes, al tiempo que podía llevar a la sublevación de los africanos. Sin poder precisar con exactitud cuáles son los derroteros en los que orienta su predicación en relación a la esclavitud de los bozales, sí podemos analizar un papel suelto encontrado entre sus sermones —inédito hasta el presente— donde despliega las bases y los fundamentos de la argumentación que utilizará ante los fieles. Es cierto que se trata de unas notas para la predicación, lo que puede darle un valor significativo o casi sin importancia. En este sentido, creemos correspondería a la segunda opción, puesto que coincide y sintetiza posturas defendidas en diversos momentos, lo que habla de la importancia de las mismas, así como de mostrar las claves de su discurso. No se puede perder de vista que, su intención al respecto, es provocar el cambio de actitud y de praxis, primando lo evangélico y profético, frente a la simple denuncia. En definitiva, se trata de mantener un flujo continuo del sermón, donde se pasara con naturalidad de la epístola al pasaje evangélico, y de este a la aplicación concreta problemas sociales. Se trataba de su enseñanza, que iba en coherencia con su vida: aleccionando, exhortando, consolando (Campagnola, 2003: 18-24). El texto, aunque con lagunas, resulta elocuente: “De ninguna manera dice el docto Mercado, Cruz, con otros. l. 2, c. 22. [ilegible] Y a la verdad que querías dice se les puede conceder aquí, aunque como fieras vivan. Tanquam multa malitia , como enseña san Pablo. Él alega, asegura y la experiencia enseña, con que por este lado filius perditionis , hijo eres de perdición. Porque nosotros no les vamos a buscar a las puertas de casa nos los traen. También los escribas y fariseos no fueron a buscar a Cristo, solamente dieron el dinero a Judas como vosotros lo hacéis. Y entonces se cumplió, dice san Pedro, la profecía de nuestro sermón: con compra tan inicua y ahora queda en sus ovejas cumplida. Astuter (sic). Saule, quid me persequeris . Porque de donde constan las maldades que valientes, aquellos ya le dije la autoridad de el doctor Cruz, el cual dice absolutamente ser muy libres por las injusticias que con

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