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30 P. MELCHOR DE POBLADURA (78) connmssis, videlicet ut viaticum, naves, nautas aliaque necessaria a.d na,viga,ndum requireret de illisque provideret, satis inepte de his om– nibus providit, nullumque aliud institutum asmnpsit nisi alios ad ma– chaeram duceret, eosqme ad occisionem relictis (sic), itermn ad Ili– spanias remearet, semper cursitans et rmmqzwm circa alü¡uam mis– sionem vel ministerium animum obfirnwns >> (7). A pesar <le que Fr. Francisco gozaba de la confianza de Propaganda Fide, las críticas que acabamos de referir debie– ron impresionar a los consejeros de la S. Congregación. De hecho a una sugerencia que aquél les hizo por entonces (8) sobre futuros viajes a la Ciudad Eterna, se le hizo saber que no eran necesarios y que bastaba que se entendiera con el Nun– cio de Madrid. Pero la desconfianza, si la hubo, fué pasajera; Fr. Francisco bajo los auspicios de Propaganda continuó ocu– pándose activa y eficazmente de las nacientes misiones capuchi– nas en Africa y América ( 9). Evidentemente no bastaban las energías de un solo indi– viduo, que por añadidura carecía de las facultades de venla– dero misionero y de autoridad sohre los religiosos, para ase– gurar la marcha del problema misional que cada día iba adqui– riendo más vastas proporciones. Se requería un organismo u ofi– cina, que diríamos hoy, cuyos agentes cu contacto con el gobier– no de Madrid y con el Consejo de Indias tramitaran los asuntos misionales relacionados con la Orden. Las veteranas Ordenes misioneras de América habían resuelto el problema con la crea– ción del Comisariato general de Indias ( 10). Antes de llegar a esta meta, la Orden Capuchina hahía de superar algunas; di– ficultades; mientras tanto la intervención de los Superiores de Castilla residentes en Madrid podía ser decisiva. Así lo enten– día Fr. Francisco, quien el 22 de diciembre escribía a Mons. lngoli: « Esta Provincia de Ca,:.tilla desea la missión que a pedido sea para Congo; ymporta que V. Illma. lo represente a essos Señores y se le conceda, porque si eilos no quieren que baian otros, no yrán, porque son poderosos con su Magestad y sus ministros; y si el Pro– vincial agtual [Leandro de Murcia] no se hubiera mu;;trado fabo– r,ahle, pienso que no se hubieran mostrado lns demás tan yndife– rentes >l (11). (7) Carta del Definitorio Provincial de Castilla a la S. Congregación, Ma. drid, 9 noviembre 1647. Cf. Arch. Prop. Fide, Scritture antiche, vol. 97, f. 153. í8) Carta de Fr. Francisco a Propaganda, Cádiz, 13 octubre 1M7. Cf. Arch. Prop. Pide, Scritture antiche, vol. 97, f. 159. La contestación de la S. Congrega– ción se indica en el respaldo de la carta. (91 Cf. MELCHOR DE PoBLAI>URA, Génesis dd movimiento misional, lug. cit., p. 383. (10) Cf. LÍ.ZARO DE Asnmz, La aportación extranjera, p. 119, sigs.; F. ZuBILLAGA, S.J ., El Procurador de la Compañía de Jesús en la Corte de Espaa ña, in Arch. Hist. S.J., 1947, t. XVI, p. L56. (11) Carta de Fr. Francisco a Mons. lngoli, Madrid, 22 diciembre 1646. Cf. Arch. Prop. Fide, Scritture antiche, vol. 145, f. 259.

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