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326 ALEJANDRO VILLALMONTE historia humana, incluido el llamado pecado ori¡;inal. en cuya existencia se creía entonces. 4. ,;MARÍA EXENTA DEL PECADO «ORIGINAL»? La bula «lneffabilis» dice: «declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser, por tanto, firme y constantemente creída por todos los fieles» (DS 2803). Estas palabras definitorias no cayeron perpendicularmente del cielo, no surgieron súbitamente en la conciencia religiosa de la Comunidad de los creyentes. En ella culmina y cristaliza un proceso histórico plurisecular. Durante siglos el estudio y la celebración del misterio pendía de la solución que se diese a esta pregunta: ;María fue preservada o no fue preservada del pecado original? En este contexto, la fórmula con que Pío IX sustanció el proceso no podía ser más adecuada y clara. Porque la discusión quedó así sustanciada, podría pensarse que la pregunta con que encabezamos este apartado es innecesaria o bien extraña. Me parece que no lo es, si las dos magnitudes en cuestión, pecado «original» e «Inmaculada», se las considera en la nueva correlación, en el nuevo contexto mental-teológico en que han venido a ser colocadas por el progreso en la teología en estos últimos decenios. Manteniendo el enfoque que hemos dado a esta reflexión sobre el misterio de la Inmaculada, la pregunta que hemos formulado debería aquilatarse más y más y decir: ;el dogma de la plenitud inicial de la gracia en María y de su radical y total exención de pecado (de su impecancia) exige que se hable explícita y temáticamente de que María fue exenta del pecado «original»? Son posibles varias respuestas, que ayudan a desglosar la intencionalidad de la pregunta: Sí, hay que decir que María no fue exenta del pecado original; o, al menos, que no sabemos nada en contrario. Hay que decir que María fue exenta del pecado original. Pero la figura «pecado original» debería ser sometida a una reestructuración radical. En consecuencia, las palabras definitorias sufrirían una relectura herme– néutica bien distinta de la tradicional. El misterio de la Inmaculada es plenamente explicable sin referencia temática al «pecado original». Sencillamente porque la hodierna teológica católica ha comprendido que no existe tal tipo de pecado en la historia de la salvación (predicción) de la humanidad por nosotros conocida.

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