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CELEBRACIÓN DE LA INMACULADA 323 forma tan radical -por la plenitud de la gracia y alejamiento de rodas las fuerzas pecaminosas- el poder del pecado estaba del todo desvirtuado con referencia a ella: la fuerza pecadora que pudiera obrar desde dentro de su persona ( concupiscencia sensible y espiritual) o desde fuera de su persona, lo que llamamos pecado del mundo. Otro texto agustiniano daba base más inmediata para esta argumentación. «En efecto, si en la niñez hubiera tenido pecado, lo cometería en la edad adulta. No hay hombre, excepto Cristo, que no cometa pecados más graves al crecer en edad, porque no hay hombre, excepto él, que en su niñez esté sin pecado». 13 De aquí se deduce, dice P. Auréolo, que «todo el que ha tenido pecado original, al llegar a la edad mayor comete pecado actual. Pero es claro que la Virgen no cometió ningún pecado actual. .. , por consiguiente, tampoco el original». H Duns Escoto sigue otro camino. En su empeño por magnificar a Cristo como el perfectísimo Redentor y a María como la perfectísima redimida señala que Cristo, según todos admiten, ya mostró la fuerza y liberalidad y generosi– dad de su acción redentora preservando a María del pecado actual. Pero el pecado original es un mal mayor, por tanto éste constituye un nuevo estímulo y nueva meta para el Redentor perfectísimo. No podríamos llamar a Cristo perfectísimo Redentor ni a María perfectísima redimida si no afirmásemos la preservación del pecado original. i;; Toda la marcha progresiva de la reflexión teológica hacia la total exenoon de pecado en María va acompasada y medida por la previa profundización en el misterio de la plenitud de gracia en María. En una visión integral del misterio de la Inmaculada hay que tener presente esca jerarquía de afirmaciones: la primera a su mente, sino también a su carne, obrando maravillosamente en la carne hasta hacer de ella una carne sin mancha; dejó inmaculada su carne, extirpó en ella el fornes del pecado y toda concupiscencia». (III Sent., dist. 3, P. I, a. 2, q. 2: III, 756). Hasta la misma posibilidad de pecar fue eliminada, por gracia de Dios en la Virgen María (lb. q. 3: l. c., 75 ss.). 13 «Profecto enim peccatum etiam maior fecisset, si parvus habuisset. Nam propterea nullus est hominun praeter ipsum qui peccatum non fecerit grandioris aetatis accessu, quia nullus est hominum praeter ipsum qui peccatum non habuerit infantilis aetatis exortu. » Contra lu!ianum. lib. V, c. 15, n. 57 (Pl 44, 817). 14 «Ex quo colligitur (de las citadas palabras de Agustín), quod quicumque peccatum originale habuerit, accessu grandioris aetatis, peccatum actuale commissit; sed clarum est, quod Virgo nullum actuale peccatum commissit Bernardo attestante quod "decuit reginam virginum absque omni peccato ducere vitam"; igitur ipsa non habuit peccatum originale». Oo. ce., págs. 59-60. 111 En realidad Escoro saca el problema de la Inmaculada de la zona de la hamartiología teológica: hasta qué punto el poder del pecado alcanza a María; y lo coloca dentro de la cristología: María Inmaculada es la plena manifestación de la gracia de Cristo. la finalidad de esta plenitud de inocencia y gracia originaria en María es el hacer de ella la perfectísima amante y glorificadora de la Trinidad, al lado de Cristo. El principio activo de ese supremo amor y glorificación en María es la perfectísima caridad que ella recibe. la ausencia de pecado es una condición sine qua non. un impedimiento que hay que remover para que la perfecta caridad se desarrole. Ver los textos en nota 4.

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