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ENCICLOPEDIA DEL MUNDO CATÓLICO 1.2. La familia es la pro~ongación natural del matrimonio. 'Con el nacimiento del primer hijo se forma un núcleo familiar, una pequeña sociedad que es la célula básica del orden social. Y esto tanto en sentido biológico como cultural. No quiere esto decir que la sociedad tenga rasgos «familiares», como ha pretendido el «familiarismo». Pero <Ciertamente las funciones familiares se hacen difícilmente posibles en una familia de tamaño muy reducido, y mucho menos en un matrimonio sin hijos. Estos no pueden regenerar la sociedad y no pueden llamarse con propiedad «célula social» en sentido biológico. Para efectuar las funcio– nes educativas o, si se prefiere, el proceso de socialización se requiere una familia de tamaño «natural». Pese a lo vago de la designación, se entiende por familia natural aquella que reúne las condiciones mínimas para la consecución de ios fines existenciales, como son la generación y la educa– ción de la prole. La finalidad biológica solamente se consigue cuando se garanti:,;a la continuidad, teniendo en cuenta los riesgos de la mortalidad infantil, de la enfermedad y de la abstención o infecundidad de algunos matrimonios. Esto parece requerir un promedio de tres a cuatro hijos por 'familia. De lo contrario, la generación presente se verá difícilmente reem– plazada por la próxima generación. En el aspecto educativo, el sistema de uno o dos hijos presenta graves inconvenientes. La experiencia parece demostrar que el florecimiento cultural de los pueblos tiene íntima rela– ción con el tamaño de la familia. «Se puede señalar como una ley so– ciológica que los pueblos con un índice regresivo de nacimientos, si éste es inferior al índice de matrimonios, tienen una cultura decadente» (1) . .2. EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA A LA LUZ DE LA REVE– LACION. 2.1. La polarización del sexo. Para comprender el significado del sexo en su dimensión sobrenatural conviene tener presentes la finalidad creadora de Dios, las consecuencias ,del pecado original y la obra de la redención. Estos aspectos facilitan la ,comprensión del instinto sexual como algo sagrado, cuyo dominio exige lucha y la necesidad de una oración confiada a Cristo. El sexo es un ins– trumento para colaborar en la obra creadora de Dios, en la extensión del •cuerpo místico de Cristo, en la lucha contra el enemigo del reino de Cristo. 1094

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