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ENCICLOPEDIA DEL MUNDO CATÓLICO escrito, no una vez y superficialmente, sino con frecuencia y con solidez, con razones claras y de peso, para que unas verdades tales penetren en las inteligencias y conmuevan los corazones» (núm. 110). La instrucción debe ir sobre todo orientada a mostrar la unidad que existe entre el orden de la creación y el de la redención, de modo que las obligaciones mora– les no se conciban como exigencias desligadas del sacramento. El sacra– mento no es algo añadido con posterioridad, como auxilio en el cumpli– miento de los fines existenciales del matrin10nio. En el orden existenciaL el sacramento es la realidad única para los cristianos, que determina los fines y los medios de conseguirles. A) Catecumenado del matrimonio.-Este exige no solamente la ilus– tración de la inteligencia, sino el adiestramiento en una forma de vida que consiste en la imitación de Cristo en una relación particular: en la unión Cristo-Iglesia. En el aspecto religioso la vida de los futuros consortes debe irse ejercitando en el culto a Dios, en la adoración y acción de gracias y en la colaboración con sus designios, como expresión de un amor profundo. El catecumenado es una preparación para ejercer debidamente la misión de dispensadores de la gracia de Dios, para ejercitarse en los esfuerzos. necesarios para la práctica del amor cristiano, capaz del altruismo, de la renuncia y de la castidad, para aprender el respeto muh10, el aprecio a la dignidad matrimonial y la sumisión a la voluntad divina. Todo ellu supone un amor «crucificado». Esta preparación matrimonial se efectúa de diverso modo y con diversa intensidad. Generalmente, se adopta la forma de cursillos prematrimoniales y de seminarios matrimoniales. Los. primeros tienen la finalidad básica de instruir en las condiciones prepara– torias para el matrimonio, en el aspecto económico, higiénico, doméstico, en la naturaleza y fines del matrimonio. Los cursillos matrimoniales se orientan más bien a las dificultades, en los primeros años de matrimonio, y en las nuevas situaciones, con motivo del nacimiento del primer hijo. Parece ser una exigencia de nuestro tiempo el prolongar esta instrucción y equipararla, en cuanto a extensión, a la preparación para la primera co– munión. B) El matrimonio como «vocación religiosa» es lo más opuesto a la concepción laica del matrimonio. «El matrimonio cristiano y la virginidad se corresponden como dos polos... Ambos son, aunque de distinto modo, imagen del misterio del amor de Cristo y la Iglesia... En la base ele la disposición, a uno y otro estado, se halla la premisa de que también el matrimonio, en su pleno sentido_. es una vocación cristiana... Ambos es- lllG

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