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LA IGLESIA CATÓLICA Y EL MUNDO DE LA FAMILIA a) La función económica de la familia ha sufrido· con la actual divi– sión del trabajo, que caracteriza a la época industrial, la mayor transfor– mación. La familia se ha reducido a una «unidad de consumo». Este hecho ha afectado profundamente las funciones familiares de la educación, del empleo del tiempo libre, del papel social del padre y de la madre y del significado del hogar. La función protectora, en caso de enfermedad y de vejez, ha sido igualmente relegada a instituciones extrafamiliares. Este es el fenómeno de la «desorganización». b) El principio de racionalización económica se ha hecho extensivo '.ll proceso de producción y de consumo y ha llegado a afectar el mismo origen de Iá vida. Muchas familias se ven actualmente en la alternativa del número de hijos o de la calidad y del ascenso social, en virtud de la dependencia que existen entre volumen de ingresos y nivel de vida. La formación profesional es la base del «status social» y del ascenso social. Y, a pesar de todo, la formación profesional no solamente depende de la renta familiar, sino que está resultando cada vez más costosa. Así se ha llegado a la «limitación» familiar. e) La concentración de la mano de obra en los centros industriales y la consiguiente concentración urbana han provocado dificultades de vi– vienda, de emancipación cultural prematura y de inseguridad económica. La estrechez de vivienda arroja a los miembros de la familia a centros comerciales del tiempo libre. Los grupos heterogéneos influyen en la cultura de sus miembros de modo anárquico y en cierto contraste con valores del medio ambie.nte rural. La ausencia de ingresos adicionales de pequeñas parcelas y el paro técnico produce una sensación de inseguri– dad económica que era desconocida en los medios rurales. A esto se unen las mayores posibilidades de empleo en los medios industriales para la juventud y la consiguiente emancipación económica. La edad de los ma– trimonios tiende a anticiparse, los criterios de elección no dependen de la clase social, sino de las preferencias individuales. Esta mayor movilidad geográfica y social ha afectado igualmente la consistencia del matrimonio y favorecido el divorcio. Este es el fenómeno de «emancipación» y de «desintegración» familiares. d) El aumento de la actividad laboral femenina «retribuida» -en -contraposición a la prestación de servicios dentro de la familia- ha fa– vorecido el fenómeno de emancipación femenina. 1113

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