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ENCICLOPEDIA DEL .MUNDO CATÓLICO a unas necesidades teóricamente ilimitadas. El volumen de los ingresos de– pende de la situación histórica y social de la nación y ele la propia fami– lia. Las principales determinantes de la renta dineraria son el volumen total de la renta nacional, la renta disponible total, la edad del trabajador, el número de miembros activos de la familia y el patrimonio familiar existente. Pero no es tanto la cantidad de dinero lo que importa, sino la satisfacción real de las necesida<:les, lo que depende igualmente del nivel general de precios, del nivel de vida familiar y de los servicios prestados gratuitamente por los miembros de la familia o por el municipio. Este acoplamiento de los recursos y de las necesidades debe ser objeto del pre– supuesto familiar y de una sana contabilidad, que cuide de realizar el principio fundamental de economía, a saber: obtener la mayor satisfac– ción posible con unos recursos limitados. La deficiente administración de los recursos puede dar lugar al fenómeno de la «pobreza secundaria» o de la deficiente utilización de los recursos. La importancia de los medios económicos para el cumplimiento de los fines existenciales de la familia ha sido destacada por la encíclica Casti Connubii: «Y porque no pocas veces el curnplímiento perfecto de los mandamientos de Dios y la lwnes– tidad del matrimonio padecen graves dificultades, debido a que los cón– yuges se Den apremiaclos por las angustias de la vida familiar y la penurú1 de los bienes materiales, se ha de subvenir de la mejor manera posible a sus necesidades» (núm. 122). a) Una exigencia de Derecho natural evidente es que t<xlo hombre que uo disponga de patrimonio, tiene derecho a unos ingresos, como retribu– ción de su trabajo, capaces de sufragar los gastos del mantenimiento de la familia. A esto se ha llamado salario familiar absoluto. Y significa «qtte todo hombre en la plenitud de facultades que, si lo deseara, podría ser padre de familia_, ha de estar en situación ele obtener, con su traba¡o, unos ingresos que le permitan sostener una familia» (22). Esta retribución se orienta al rendimiento individual y supone que existe un nivel estable de vida para la familia natural y en condiciones normales. A este concep– to de salario objeta NELL-BmmNING: «A quienes postulan el salario fami– liar absoluto les su.cede lo mismo que a quienes persiguen su. sombra, o sea que cuanto más corre tanto más corre ésta. Así, pues, nos encontra" mos en un callejón sin salida: nuestra economía de mercado y de cam– bio, con su principio de salario de rendimiento, nos fuerza a exigir el sa– lario familiar absoluto, más la dinámica de esta misma sociedad y eco– nomía estorba su ¡mesta en práctica. ¿Existe alguna solución?» (23). 1108

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