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ENCICLOI'EDU DEL MUNDO CATÓLICO y el sentido del orden y de la autoridad. La sociología moderna ha lle– gado a la conclusión de que sin esa educación fundamental de la familia, la existencia de los cccontroles secundarios>, es decir, las instituciones del orden público no serían suficientes para garantizar la convivencia social. Esta importancia educativa de la familia ha sido destacada por la doctrina pontificia que la ha designado cccélula insustituible del cuerpo social», «célula originaria de la sociedad humana», «célula matriz de la sociedad», ya que «en la familia encuentra la nación las fructíferas y naturales raíces de su grandeza y de su poder» (20). B) La familia como comunidad de vida.-La familia significa mesa común y hogar, es decir, el marco donde se realiza la vida comunitaria y se satisfacen las necesidades humanas. La mesa común es el símbolo de una sociedad que no atiende al rendimiento, sino a la necesidad de sus miem– bros. Pero, al mismo tiempo, significa el centro de reunión, de diálogo y de convivencia. Y es la síntesis de todos los valores significados por el hogar. A su vez, el hogar va cobrando mayor importancia como escenario de la identificación personal y como el ámbito de la intimidad frente a la vida pública. Por lo mismo, es también el centro de recreo y del tiempo libre. La radio, la televisión, han hecho posible este aislamiento y los apa– ratos electrodomésticos independizan a la familia frente al mundo exterior y permiten mayores comodidades y más tiempo libre para el ejercicio de las facultades creadoras. El juego, la diversión, la oración y el cultivo de las preferencias personales, preteridas en el ejercicio profesional, ca– racterizado por la división del trabajo, ofrecen a la familia oportunidades inéditas y posibilidades insospechadas para el desarrollo de la persona– lidad. Esta función social del hogar impone exigencias que pueden formularse como imperativos de Derecho natural: a) Obligación de los esposos de procurar los medios necesarios para la formación de un hogar. Los gastos de vivienda deben ocupar un lugar preferente en el presupuesto de gastos domésticos, porque el bien económi– co de la vivienda figura entre los primeros en la escala de bienes de con– sumo. Lo normal es también que los esposos adquieran con sus propios medios la vivienda. b) En circunstancias excepcionales, el Estado tiene también una fun– ción subsidiaria. Pero no es la planificación de la vivienda el medio más acertado para la solución del problema de la vivienda. «II ay día -ha dicho MESSNEH- todos los que son capaces de comprender un poco la re- 1106

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