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·····.•····················.,······························ ........... MISlOXl(S ...P,\RlWQUlAI,E~ .. ...............................................................:~~. NOCIÓN DE LAS MISIONES PARROQUIALES Será, asimismo, útil dilucidar en estos momentos ¿ qué se entiende por Misiones Paroquiales? Sólo existe una verdadera misión: la de nuestro. Señor Jesucristo. Y de ésta, las Misiones Parroquiales vienen a ser a modo de continuación. Es la Iglesia. la que, en su calidad de "cuerpo místico", prolonga en la tierra esa misión divina: "Como mi Padre me envió "missus", así yo también os envío" (Jo., 20, 21). "Testimonio visible del Señor invisible", la Iglesia efectúa este cometido en todos los instantes de su vivir y mediante los tres grandes ministerios de : predi– cación de la palabra de Dios, celebración de los misterios de Cristo y gobierno de las comunidades de creyentes. Pero, en medio de este permanente dinamismo, sobre– salen dos actividades que llevan con preferencia el glorioso título de "misión" : a) Las misi.ones exteriares o extranjeras, llamadas, asimismo, "misiones entre infieles", porque se ejecutan en territorios en que "no ha quedado constituída aún la Sagrada Jerarquía" o, "aunque ya organizada, lo está sólo de manera incipiente" (can. 252, 3). b) Las misiones del interior o Misiones populares y también Parroquiales, a causa de desarrollarse dentro de países cristianos y en iglesias ya establecidas, y su fin es promover el vitalismo de la comunidad cristiana, mejorar los individuos y reforzar las instituciones, enraizar más profundamente el vigor sobrenatural en los grupos sociales : familia, empresa, mundo obrero, fabril, industrial y del campo... Y aunque esta Misión del interior obra por intervenciones pastorales extraordina– rias, a ella otorga, asimismo, el derecho canónico el título de "misión". La Historia nos presenta de continuo a la Iglesia consagrada a estos dos movi– mientos : Pastoral ordinaria y Predicación. Y lejos de oponerse se reclaman y com– plementan como, para discernir los objetos, además de la potencia visual, se precisa el rayo de luz. La Pastoral ordinaria lleva en sí el signo de lo permanente, es el principo de cotinuidad; la segunda está caracterizada por la acción, es principio de movimiento. Y ambas extienden la realidad de Cristo a la Humanidad y al universo entero; y revelan a la Iglesia como el sacramento de la presencia y de la acción del Señor. Y hasta la gracia que la Pastoral ordinaria comunica, la han palpado, asimismo, cuantos se dedican al ejercicio misionero en esos carismas que se conocen con el nombre de "gracia de la Misi6n", que no es una frase vacía de conteo· o ....

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