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-160 FR. SIX'tO M.ª DI:: Pl:SQUltRA, O. r'. M., CAP. ........•.•···•·•·•·•••··•·•••···•·•H•••••••••••••••••···•·••••••··•••·•..•·•·•••••••••••··•••·•••••••••·•••••••••••••••••••••••••·•··•••····••00•0•00000oOooOOOOOOOOOOOOoOoOOOOOOOOOOO•OOOTOOTOOOOooO cisco, que, por medio de la Rivista del Clern Italiano, en el número correspondiente a febrero de 1957, lanzaba al mundo propagandístico aserciones tan alusivas al. tema objeto de estudio de este Congreso, como son las que transcribimos, traduci– das al español : "Aunque resulte innegable -dice- que, en estos últimos años, han efec– tuado interesantes esfuerzos de adaptación las Congregaciones modernas que se consagran preferentemente a f~rmar predicadores para las Misiones Pa– rroquiales; sería incurrir en error el afirmar que semejante ministerio de la palabra -prescrito para cada diei años por el cánon 1.349, y que mu– chísimos sínodos diocesanos ordenan celebrar cada cinco-, haya llegado a su perfección." Y a modo de confirmación establece, luego, paralelismo entre lo alcanzado por los métodos tradicionales de misionar y lo conseguido, mediante el mismo ministe– rio de la palabra, con tácticas nuevas, sobre diversos sectores de población de la ciudad de Buenos Aires. Y concluye, declarándose abierto partidario de los métodos de hoy, y renegado de lo anterior, como muy arcaico y carente de valía. Y así escribe: "Desde hace muchos años se mantiene el mismo programa, ya corriente en los días de San Alfonso. Y las innovaciones introducidas por los Pauli– nos y por los "Pro Civitate Christiana" no han sido aún justipreciadas por todos los párrocos. Se procede, por lo regular, de idéntica forma; primero, una preparación de dos o tres meses; luego, la llegada de una pareja o pareja y media de predicadores, que ignoran totalmente la situación de los habitantes de la localidad en que han de actuar, pero que saben muy bien, de memoria, las pláticas y sermones, por irlos repitiendo ya desde hace años en todas partes, y faltos ya en absoluto de interés. Y, en tercer lugar, se ejercita la tradicional predicación de categoría (creo que aquí el autor hace referencia al diálogo o discusión pública, muy en uso en varias regiones y misiones de Italia), con destino a un reducidísimo número de oyentes, porque en realidad los que intervienen son ya los habituados o muy cono– cidos. Y, por último, dos o tres actos solemnes, extraordinarios, para rom– per la monotonía de los 15 6 20 días de trabajos más o menos fructí– feros" (1). (1) Cfr. Revista del Clero Italiano, 38 (1957), 92-96.
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