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MISIONES l'ARROQUTAI,l•'.S 4R3 .................................................................................................................................................................................................. Son éstas -lecciones del pasado, exigencias del presente, perspectivas para el porvenir- tres grandes capítulos que hay que abrir siempre al iniciarse toda Misión. Y es la Pastoral la que ho.y demenda que se escriban; y todavía, en España, se ha hecho en esto muy poco. Acaso sea gloriosa empresa que el cielo reserva a la nueva pujante institución, la FEDAP -Federación Española de Apostolado de la Palabra-, nacida en el seno de la CONFER -Confed•·ración Española de Reli– giosos-, y depurada para dirigir en gran volumen este ministerio de las Misiones Generales en todo el territorio patrio y también en Hispanoamérica, como, desde hace unos años, se viene ya haciendo. Con ello, las Misiones Parroquiales alcanzarán una nueva edad de oro, y serán medio eficaz para la forja de auténticos Misioneros, al estilo de los mejores. A GUISA DE COLOFÓN Para concluir, no estará fuera de propósito, recordar que Dios ha asociado a los hombres, con preferencia a los ángeles, al plan salvífico del universo; y, al mundo y a cuanto hay en él, lo ha sometido al esfuerzo y conquista de los humanos. Pues bien, como el científico, con su tesón perseverante y con el progreso de la técnica, ha ido robando al subsuelo los tesoros que en sus entrañas escondía; así, es deber del apóstol, mediante superación de tácticas y más penetrante visión de la realidad, ir explotando nuevas y ricas parcelas del vasto mundo del espíritu para que sobre ellas se extienda también el reinado de Cristo. Lo divino y lo humano no hacen su aparición en la Historia para marchar para– lelamente y sin punto jamás de contacto, sino para unirse y compenetrarse. Y en este engaste de lo sobrenatural y lo natural, es perfecto cuanto procede de Dios; y precisa de roce y bruñido cuanto es quehacer del hombre. El mensaje divino de salvación es, de suyo, inmutable; pt:ro su interpretación y formas de exponerse, por parte de los hombres y para los hombres, están sujetas a constantes variaciones. Y para que estas glosas no oculten con su penumbra la verdad de la revelación de Dios, se deja siempre ver, en el curso de los siglos, el dedo del Omnipotente marcando a las generaciones la ruta a seguir ; y se halla la vigilante solicitud de la Iglesia que, ante la complejidad de lo temporal, los vaivenes de lo humano y el rela– tivismo terrestre, impulsa a los pastores a una constante revisión de métodos y a un mayór perfecionamineto de tácticas en la estrategia de la conducción de almas y en el ministerio apostólico y misionero. • Madrid, fi~sta de la Visitación, 2-VII-1958. Fr. SIXTO M.ª DE PESQUERA, 0. F. M., Cap.

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