BCCCAP00000000000000000001458

............... ··········· ··•········· ································ MISION.l(S .••PAR.ROQUIAI,1'8•..•.••..••....•..•........•...........•••......................... ~Z.9 exclusivamente localistas, parroquiales; permanecerían aún así muy quebradizas, entre otras causas, por la movilidad y fragilidad a que están expuestos sus rectores. El frente del apostolado moderno demanda el esfuerzo por equipos, en que cada individuo sea responsable de una fracción, pero quede sostenida y defendida la obra entera por los integrantes del conjunto. Y sólo las experiencias sostenidas por plura– lidad de parroquias, regionales o comarcales, reforzándose las unas a las otras, per– manecen pletóricas de acción y de vida y en continuo avance por la causa del bien. Aún más. Hoy se estima como necesario, y los datos están a su favor, que ha de tenderse, en lo posible, a la creación de instituciones de carácter federal y con organización interparroquial. Y ia Misión general es la que mejor puede obtener estos objetivos y extenderlos hasta unirse con otros centros diocesanos e, incluso, nacio– nales. A éste aludía el anterior Pontífice, en su ·Carta al Congreso de Pastoral de Versalles en 1956, cuando dijo: "No es ésta la hora de los esfuerzos aislados, o dispersos". IV ¿FORMULACIÓN EN CONCRETO DE UN 1PLAN PASTORAL ORGÁNICO? Después de cuanto precede, ¿formulación ahora, en concreto y al detalle, de un plan pastoral orgánico de Misiones Parroquiales?, sería tema sobradamente amplio para· un escrito de mayor extensión que el presente. Forzados, por tanto, ahora a la sintetización, me contentaré con hacer constar que, como en estrategia, no basta poseer los principios generales de la técnica guerrera, antes es preciso en cada caso someter a estudio y planear, teniendo en cuenta los datos específicos de tal campo de operaciones, tal época, con su avance en la fabricación y manejo de las armas modernas, y tal adversario, con su temple recio para el combate y fuerza de resis– tencia; así, en un plan concreto de pastoral misionera, junto con las leyes univer– sales, no pueden echarse al olvido las peculiaridades que presenta, en su situación real, la determinada agrupación humana, a la qne se intenta evangelizar. Hay que explorarla en una cuádruple dimensión: tierra, historia, persona, ambiente. La tierra, porque la ubicación geográfica influye en el sujeto consciente, y así no es idéntico el psiquismo del hombre montañero que el de quienes -~ven en la planicie. La historia, ya que los pueblos de pujante vitalidad y reciedumbre cris– tiana, durante siglos, demandan una exposición de verdades mucho más vasta y pro– funda que la de las naciones de reciente conversión al cristianismo o de continuo juego de saltos de trampolín entre la fe y. la herejía. La persona, porque la proble– mática de gentes de ateneo e..intelectuales no puede ser la misma que la de los pas– tores que guardan sus rebaños en las cumbres de las montañas, y ni a unos ni a

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz