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sus com.:)añero·, c~ ete.mi ,-:a,:01 és~os retirarse a Trinidad en espera de meJores tiempos. Doce años pasaron sin que se pensara seriamente en una nueva tentativa para resucitar las misio– nes de Guayana, y esta vez fué el P. Santander, Procurador general de las Misiones españolas. el que dió el impulso, dirigiendo un ex– tenso memorial al Real Consejo de Indias, exponiéndole la necesidad de dar nueva vida a aquellas mi– s10nes, que de fanta importancia habían de resultar no sólo pan la Iglesia sino tamhién para el Estado (6). El Real Consejo accedió a las instancias del P. Santander y, en 23 de mayo de ] 715, expidió las reales Cédulas necesarias, después .de haber obtenido de la provincia de Cataluña la promesa de enviar doce religiosos, que, efectivamn1te, desembarcaron en la Guayana, ex– cepto dos, que. a instancias del gobernador de Trinidad. D. Pedro de Yarza, se quedaron en aquella isla. Juntamente con los Padres, llegaron treinta familias de cana- rios, que, por indicación también del P. Santander, enviaba el Real Consejo, con el fin de colonizar el país y, al mismo tiempo, servir de base a las misiones y de defensa a los P -1res (7). Cuatro años permanecieron allí 5 esta vez los mis10neros, trabajan– do lo que es de supon2r de su gran celo, pero ei Gobierno no se cuidó de ellos poco ni mucho, debido sin duda a las difíciles circunstan– cias por que atravesaba enton– ces la Metrópoli. El caso es que los misioneros, viéndose sin el am· paro de la autoridad ,necesario allí de todo punto, por la hostilidad de los indios Caribes, y faltos en ab– soluto de recursos pecuniarios, pues la paga asignada por el Go– bierno y que había de satisfacer la Real Audiencia de Bogotá, no lle– gaba nunca, optaron por retirarse a Trinidad con los colonos cana– rios, desde donde volvieron a Es– paña casi todos, quedando así frus– trado por cuarta vez el generoso intento de evangelizar la Guayana venezolana. U. CAUSAS DEL FRACASO Quizá alguno pueda atribuir a falta de celo y espíritu de sacrifi– cio por parte de los misioneros los reiterados fracasos de las misiones de Guayana, en el espacio de cerca de siglo y medio de infructuosas tentativas. Pero es necesario darse cuenta de las inmensas e insupera– bles dificultades que suponía el misionar en aquellos países poco menos que inexplorados ,para ex- (6) Archivo General de I,:,lias de Scci/;;,._ de la~ ]\fisiones de los PP. Capuchinos e11 Revúblicc, de.~ IJenezuela, tom. II, pá~. 215 (7) LoDAR~:s, o. c. tom. II, pág. 181-82. P. FRou.:\1"-: DE RroNRGRO, Relacit1Ht~s la::· t!,~' iguas prt.Jl'inci:.l3 e. .,·pailolt!.s, h( 1 _v - :"v:lla, 1918).

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