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4 sioneros capuchinos, asignándoles 132 pesos anuales (3). En virtud de esta orden, los ca- puchinos hicieron su primera en– trada en la Guayana venezolana, donde con el tiempo habían de fundar una de las Misiones más florecientes de América. Pero los comienzos son siempre penosos. Los Padres Angel de Ma– tará y Pablo de Blanes, que fueron los primeros capuchinos que pisaron las riberas del río Caroni, no pu– dieron hacer mucho fruto. El Padre Matará murió al poco tiempo. des– pués de haber fundado una pe– queña cristiandad entre los indios Araucas, quedando sólo el Padre Blane8. que resolvió hacer un viaje a España, con el fin de dar cuenta al Real Consejo de Indias del es– tado de aquella Misión y 8olicitar misioneros gue la atendieran, pero murió en Cuba, el 20 de julio de 1683. antes de emprender el viaje. No obstante el fraca8o de estas primeras tentativas, quedó demos– trada la importancia de e8tas mi- siones, en las que. si no 8e había hecho más. era por falta de ope– rarios evangélicos. Esto movió al Real Consejo de Indias a separar y hacer independiente las Misio– nes de Trinidad y Guayana de la de Cumaná ,a la que hasta enton– ces habían estado unidas. enco– mendándoselas a los capuchinos de la provincia de Cataluña. la que. según el P. Anguiano ·(4), envió 13 religiosos, a cuyo frente iba como Prefecto, el P. Tomás de Barcelona. Pero de esos trece, sólo tres pasaron a Guayana, los Padres Tomás de Lupián, Basilio de Bar– celona y el Hno. lego Fr. Raimun– do de Figuerola, quienes, después de vencidas grandes dificultades, arribaron a la derruída población de St. Tomé, el 22 de noviembre de 1687, donde sólo encontraron unos pocos soldados españoles con el capitán Francisco Benavides, comenzando enseguida sus tareas apostólicas entre los indios Araucas, fundando con ellos dos pequeñas poblaciones. Pero el clima era fatal para los misioneros. Los PP. Tomás y Ba– silio murieron al poco de llegar, quedando sólo el Hno. Fr. Rai– mundo, hasta el año 1692 en que llegaron los PP. Ambrosio de Ma– taró, Antonio de Prades e Ignacio de Valfogina, quienes, después de grandes trabajos, lograron reunir unos dos mil indios, con los que fundaron las poblaciones de Santa María Magdalena del Platanar y S. José de Carriero (5). Pero no había llegado aún la hora de Dios para aquellas misio– nes. La guerra de Sucesión espa- ñola, que estalló por entonces. dificultó la llegada de nuevos mi– sioneros, por lo que. muerto el P. Ambrosio de Mataró y enfermos (3) P. B.u,TASAR llR LonARRS. Los Prm1( isca110, Capuchinos en Venezuela. Tom. IL pág. 153. (Caracas, 1930). (4) P. LoDARRS, o. c. tom. II, pág. 156. (5} lEm. pág. 164.

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