BCCCAP00000000000000000001457

12 adecuado a la índole flemática y silenciosa de los indios» (22). No contribuyó poco a esta pros– peridad de las Misiones del Caroní la independencia económica que en ellas supieron crearse. los m1s10- neros. Sabido es que una de las causas más principales del fracaso de las primeras tentativas fué la carencia absoluta de recursos económicos, que hacía inútil toda la buena voluntad y heroísmo de los misio– neros. Por esto, los capuchino~ catalanes, que en 1737 arribaron a las costas de Guayana, pensaron en obviar este gravísimo incon– veniente, creándose una in<lepen- dencia económica, pues estaba visto que no se podía fiar nada en la subvención del Estado, que llegaba tarde o nunca, y que además era sumamente exigua, y apenas basta- ba a satisfacer las necesidades del misionero. La prosperidad económica que llegó a alcanzar la Misión del Caroní y que fué el asombro de todos los que la visitaron, tuvo su origen en los famosos hatos de ganado, que llegaron a multipli– carse extraordinariamente. La fundación del primer hato se debe al P. Tomás de Sta. Euge– nia, Prefecto de la Misión, quien, en vista de la penuria en que vivían las poblaciones hasta en– tonces fundadas, tomó la deter– minación de hacer un viaje a Nueva Barcelona y Cumaná, con el fin de allegar recursos. El viaje fué penosísimo, pero co:1tribuyó eso mismo a que se moviese el corazón de las gentes devotas de Barcelona y Cumaná. que le dieron de limosna hasta cien cabezas de ganado vacuno, que condujo a la Guayana, con las dificultades que es de suponer, fundando con ellas el famoso hato de la Divina Pas– tora, sitio que juzgó el más apro– pósito por los abundantes pastos de aquella comarca. Con el ti~~mpo se fueron formando en distintos lw¡ares otros hatos más pequ,zños, introduciéndose además !;amulo ca- ballar para el transporte, multipli– cándose unos y otros de tal ma– nera que, a fines del siglo XVIII, calcula Baralt que ascendía a 150.000 el número de cabezas de ganado mayor existente en la Misión (23), cifra quizás exagerada, pero que da idea del grado de prosperidad que llegaron a al– canzar. Al cuidado de cada hato estaba el suficiente número de vaqu:2rm;. con su mayordomo al frente, el que, a las órdenes del misionero, dirigía todas las operaciones del hato. En el pueblo de la Divina Pastora todos los vecinos, en nú– mero de cuarenta. con sus mujeres e hijos, se dedicaban exclusiva– mente al pastoreo. Aspirando además los nus10neros a crearse una independencia com- (22) 3ist-oria de Venezuela. .rá¡,. 265, sgs. V. P. RioNFGRO, Re/acio!les.... rom. I, pág. 171, ~gs. (2'.<) n LonAREs. Tom. II, pág. 306.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz