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380 REVISTA ESPAÑOLA DE TEOLOGÍA.-Bernardino de Armellada manera de actuarse. Es lo que Liqueto llama, en lenguaje escolástico, sobrenaturalidad sólo respecto al agentf'. Para juzgar de si una perfección es sobrenatural, hay que preguntarse por la naturaleza de su causa. ¿Por parte de quién y cómo se hace efectivo el perfeccionamiento que ella expresa? Y si solamente Dios, sin ninguna disposición natural que exija su intervención, puede ser causa de ese perfeccionamiento, tendremos una perfección sobrenatural. Ahora Liqueto alude ya al término natural como diferenciado directamente del orden sobrenatural: Es perfección natural la que depende de la causalidad de un ser natural (24) o creado. Más precisiones habrá que buscarlas en el alcance que se dé a las expre– siones de causa natural y causa no natural. La razón de esta delimitación de campos en orden de situar el sobre– natural señala un punto clave para toda la orientación del problema. La sobrenaturalidad de una perfección, si se hallara en esa proporción inmediata que debe unirla al ser por ella perfeccionado, daría origen a un distanciamiento, un abismo de improporción que haría imposible todo acoplamiento entre tal ser y lo que se supone perfección del mismo. Mientras que esa dificultad no puede aplicarse del mismo modo a la sobrenaturalidad respecto del agente, que vimos antes. El razonamiento se encuentra claro al final de la cuestión, referido concretamente al entendimiento que se perfecciona sobrenaturalmente al asentir a la revelación sobrenatural. Se presenta la dificultad de que lo sobrenatural, en virtud de su mismo concepto, indica ya una impropor– ción, una falta de adaptabilidad inmediata a aquello respecto de lo cual se dice sobrenatural. Sea, por tanto, una causa eficiente o una perfección formal (agente o forma) lo que reciba el calificativo de sobrenatural, siempre se hará necesario algo distinto e intermedio que establezca la proporción. Surge entonces la cuestión de ese íntermedio, que si es proporcionado con un término no puede serlo con el otro. Necesidad de una nueva adaptación por un nuevo intermediario. Y se ha caído ya en un proceso infinito y absurdo (25). (24) Sed supernaturalitas attenditur ex comparatione ad agens, ita quod illa perfectio dicitur supernaturalis, quae nullo modo potcst causari ab agente naturali. Et agens naturale pro nunc est 01m1e aliud a Deo. Et per consequens omnis perfectio quae subest sausalitati agentis naturalis dicitur naturalis, ut !y naturale distinguitur centra supernaturale. lb., fol. 6b. (2S) Cum infers: ergo intellectus est improportionatus ad illud et per aliud proportionatur... Id est, quod si agens proportionatum effective sit supernaturale, ergo intellectus ,erit improportionatus illi. Et per consequens proportionatur per ali– quid aliud, puta per aliud agens. Et tune quaero de illo ut prius, et sic fiet proces-
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