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404- REVISTA ESPAÑOLA DE TEOLOGÍA.-Bernardino de Armellada perfeccionable por encima de su capacidad natural activa y más allá de todas sus exigencias como creatura. En el campo psicológico, hemos podido advertir lo difícil que es pre– cisar la mente de Liqueto sobre la posibilidad natural de conocer el apetito innato. Creímos poder concluir que lo considera incognoscible en abso– luto en cuanto relacionado a una posibilidad de la visión de Dios, que permanece en el misterio no sólo en cuanto a la existencia sino también en cuanto a la esencia, sin que haya sido posible determinar más el grado de esa incognoscibilidad. Concluyamos diciendo que esta consideración del apetito natural como condicionado -o ínterceptado, si se nos permite la palabra- por la libertad de Dios, nos da ya una explicación de por qué el orden sobrenatural, mirándolo como enraizado por parte de la creatura en una inclinación de su misma esencia, no haya constituído para los teólogos de la escuela franciscana un dilema tan decisivo como para otras escuelas entre nega– ción de todo apetito natural o negación de la auténtica sobrenaturalidad. No decimos que esos fundamentos sean verdaderos o que puedan mante– nerse firmes a todos los embates de la razón. Por ahora sólo nos interesa. apuntar que son la explicación de un hecho. II. EL PROBLEMA DEL SOBRENATURAL EN JUAN DE RADA 1. Ya a finales de siglo XVI, es Juan de Rada (96) el primer autor franciscano que dedica al tema de la ordenación al fin sobrenatural un estudio que sale fuera del estricto marco de comentario a Escoto o a San Buenaventura. La importancia del autor, al mismo tiempo que el orden y claridad de su exposición, sería motivo suficiente para que nos detuviésemos algo en proponer sus ideas. Pero, al moverse en el mismo campo doctrinal que Liqueto, bastará en ocasiones una simple alusión a cuestiones ya expuestas. (96) Juan de Rada (-r 1606) había estudiado en Salamanca antes de hacerse fran– ciscano, formándose sobre la doctrina de Santo Tom.í.:s. Ya franciscano, estudia con entusiasmo a Escoto y llega a ser lector de Teología en el convento ·de Salamanca. En 1600 se traslada a Roma, donde Clemente VIII le nombra consultor de 'la con~ gregación de auxiliis. En 1605, Paulo V le hizo arzobispo de Trani. Sn obra teológica se publica primeramente en eclicioncs parciales y con títulos ligera¡mente variados. Las parte:; tercera y cuarta son póstuma,. L., primera edic-ión completa lleva por tít'Ll– lo · Controvcrsiarum thcologicamm úiter S. Tlcomam et Scotion super IV libros Sententíarum, 4 vol., Venetiis, 1617. La edición que citap.10s está focha.da en Vene– cia, 1618. Cfr. Dict. Théol.Cath., t. 8, col. 799-800; SPARAGLIA, Supplenumtum et casti– gatio ad Scriptores trium Ordin-um S. Francisci, 3 vol., Romae, 1908-1936; vol. 2, p. 120a; HURTER. N omenclator Literarius (Oeniponte, 1903-1911), t. 3, col. 396.
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