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DOS TEÓLOGOS FRANCISCANOS DEL SIGLO XVI. .. 403 y fruición inmediatas de Dios. El fundamento de esta afirmación es que todo ser posee un apetito confundido con su misma esencia-ape– tito que pudiéramos llamar metafísico-, hacia su perfección. Y la máxima perfección de la creatura racional está en la visión facial de Dios y en la fruición del mismo como bien particular. Esto crea serios problemas a la trascendencia del orden sobrenatural, pues parece hacerlo no sólo posible sino necesario. Por eso no se ha de perder de vista la consideración de ese orden en sí mismo antes de ponerlo en relación con la creatura: 2) La esencia divina, considerada en sí misma, sólo puede ser objeto beatificativo natural de aquellas potencias con las que esté natural o necesariamente unida. Y son únicamente el entendimiento y la voluntad del mismo Dios. La razón última es que todo aquello a lo que la esencia divina dice orden necesario, no puede ser contingente, tiene la necesidad de Dios, tiene que ser Dios. 3) Se sigue con claridad que, en el orden natural, la creatura, esen– cialmente contingente, no puede en modo alguno tener como objeto la esencia íntima de Dios, en cuanto vista claramente. 4) Habrá que buscar, por tanto, un orden distinto del natural, por el que se explique esa comunicación de la esencia de Dios como objeto a la creatura racional. Este medio capaz de unir lo que naturalmente no puede relacionarse, tiene que participar de alguna manera de la necesidad de la esencia divina y también de la contingencia de la creatura. Y no se encuentra otro que la voluntad de Dios, la cual, idéntica realmente con la esencia divina, es, sin embargo, contingente en sus operaciones «ad extra». En este esquema encuentran su puesto muchos datos teológicos difí- ciles de conciliar entre sí: De lado de la creatura con su inclinación natural tenemos: 1) Posibilidad pasiva de la elevación al orden sobrenatural. 2) Intimidad y apetibilidad de los dones sobrenaturales, que quedan dentro de la línea de perfeccionabilidad de la creatura. Desde el punto de Dic,s con su trascendencia sólo franqueable por su libertad tenemos: 3) Gratuidad absoluta de la gracia. 4) Posibilidad de una creatura intelectual no elevada a un orden que queda fuera de su naturaleza. 5) Sobrenaturalidad sustancial de la visión beatífica. En conformidad con esta síntesis, la inclinación natural de la creatura sería un apetito natural ontológico pasivo, infrustrable en su finalidad metafísica, que es constituír en el ser inteligente una dignidad superior a la de cualquier creatura irracional: estar ante la libertad de Dios como
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