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DOS TEÓLOGOS FRANCISCANOS DEL SIGLO XVI. .. 401 podría darse una creatura racional a quien no se le confirieran los dorn~s sobrenaturales para poder tender eficazmente al fin último de la visión beatífica. De estos principios se podrían concluir aún más precisiones. Pero Liqueto no se extiende más. Son dignas de notarse algunas indicaciones sobre la quietud o bien– aventuranza que puede encontrarse en otro objeto inferior a la visión beatífica. Para Liqueto, una cosa puede encontrar su quietud en otra de dos maneras: de un modo perfectísimo por la aprehensión del objeto per– fectísimamente quietativo; y de otro modo, en cuanto se excluye toda tristeza actual (92). Otra afirmación en esta cuestión sobre si el objeto de la fruición coincide formalmente con la razón de fin último, es igualmente interesante: una cosa es hablar de la beatitud que la potencia es capaz de recibir y otra cosa hablar de la beatitud que depende de la voluntad de quien la da. De este segundo modo, la potencia sólo puede apetecer rectamente lo que la voluntad r6.cta del dante quiere que apetezca, y nada más. Pero si nos referimos a la beatitud en el primer sentido, es evidente que la voluntad puede querer rectamente todo lo que es objeto quie– tativo (93). Se puede comparar esta doctrina con el pasaje sobre la quietud y (92) Se trata de precisar si una potencia únicamente se puede aquietar en el objeto perfectísimo o si también encuentra quietud en la posesión de otro objeto inferior: "... conceditur quod stante tali approximatione: quietaretur, non tamen sequi– tur quod perfectissime... Nan aliquid quietari in alio contingit duplidter: uno modo positive, scilicet per '.)Jositionern objecti perfectissirni quietativi; alio modo per ex– dusionem actualem tristitiae". Commentaria..., lib. 1, d. 1, q. 1; fol. 29b. (93) ... Aliud est Joqui le heatitudine quam potentia est apta nata, habere, et aliud est loqui de beatitudine quae tantum est in potestate dantis. Et certum est quod isto secundo modo potentia tantum potest recte appetere quantum voluntas reda dantis vult eam appetere et non plus, ut patebit in 4, dist. 49. Sed loqucn:do primo modo hoc est evídens, quod voluntas potest recte velle illud quod est objectum quietativum... lb. En el comentario de la edición Vives se encuentra, entre tros argumento'S contra la primera prueba, de la necesidad de la. revelación, uno que nos <fa la explicación de lo que significa apetito. de la felicidad "in particuhiri". No figur,a e.n los Comen– tarios de Liqueto puhlicailos en 1512, que, por otra p,irte, tampoco tienen el mismo orden que en la inserción de vVa:d<ling y Vives se le, da. La dificultad se formula así: "Tertio, appetitus noster rraturalis appetit summan beatitudinem summe et in particulari, ut patet ex Doctore in 4, dist. 49. Ergo intellectus nostcr potest sdrc per actus suos se naturaliter appetere illam, quia pos.ito quocumque actu ci1Ta alia a summa heatitudine, non quiescit." (Com. in Ox., Prol., q. 1; t. 8, p. 18a.) Y se da la respuesta siguiente, que aclara lo que se entiende por a,petito natural! de la beatitud en particular : "Ad tertium dico quod non intelligit de beatitndine in particulari, de qua Sancti loquuntur, sed loquitur <le beatitudine in esse vere reali, quia non appetit 4

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