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DOS TEÓLOGOS FRANCISCANOS DEL SIGLO XVI. .. 399 responde que basta que tengan esa cualidad de parte de la voluntad divina en cuanto suple al objeto sobrenatural, a la esencia divina (86). 9. Indicaremos ahora algunas cuestiones que, ligadas con ésta de¡ apetito natural, encuentran en Liqueto un enfoque más o menos ,claro. La cuestión de la gratuidad de la gracia está considerada fundamen– talmente desde el punto de vista de Dios. Y es un hecho que no ve difi– cultad mayor en el apetito natural tal como él lo ha descrito. Citemos brevemente un texto en que nos habla de la gratuidad. No tiene cuestión especial sobre el tema, pero lo que citamos nos bastará para apreciar su posición, que es la común de la teología. La gracia, dice, es gracia porque proviene únicamente de la liberalidad divina. No existe en nosotros ninguna operación que por su razón formal tenga conexión alguna de exigencia o merecimiento respecto de la gracia. Si alguna vez se da esa relación a la gracia, se debe, como la misma gra– cia, a la mera liberalidad de la voluntad divina (87). En cuanto a la posibilidad de la naturaleza pura, es inútil buscar en Liqueto un estudio detenido, ni siquiera una consideración expresa de la cuestión. Y menos todavía expone y soluciona los problemas que suscita. Ciertamente supone la posibilidad de una naturaleza no ordenada al fin sobrenatural. Pues cuando comenta en el libro segundo la posibilidad absoluta de que Dios pueda perdonar el pecado original sin infundir la gracia, se apoya en que Dios puede volver la voluntad a un estado en el que le fué posible constituirla, es decir, un estado sin culpa ni gracia (88). (86) Dico quod sufficit quod habeant ista a voluntate divina supplente vicem talis obj.ecti: de qua suppLentia patuit supra quaestione ,prima prologi. Caetera pa– tent. Ib. (87) Dico quod non habeo pro inconvenienti ipsam displioentiam ut sic acceptam a Deo in ordine ad gratiam, esse meritum de condigno respoctu illius. Et cum dicitur quod tune gratia non esset gratia, dico quod ideo dicitur gratia quia conf1ertur ex mera liberalitate divina, et nullo modo ex a!iqua operatione no 0 tra ex ratione formali illius operationis. Et quod acceptet illam operationem in ordine ad gratiam, hoc etiam ex mera liberalítate voluntatis divinae: proprie tamen (ut dixi) meritum condigni respicit praemium. lb., fol. 179a-b. (88) Sequitur... quod postquam aliquis peccavit et perdidit innocentiam natu– ralem, quod Deus posset reparare illum rad pristinam innocentiam sine gratia, posset enim illam reparare et facere eandem voluntatem esse in puris naturalibus sine infusione cujuscumque gratiae. Patet, quia qualem potuit Deus facere voluntatem, talem potest eam reparare ,p~stquam peccavit vel potuit creare aliquam creaturam sine culpa: et sine gratia, quod eamdem naturam posset reparare in priori innocen- • tia. Comentario a Os. Hb. 2, r. 28, q. un.; Vives, t. 13, p. 26la-b.

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