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DOS TEÓLOGOS FRANCISCANOS DEL SIGLO XVI. •• 895 En la explicación, que pudiera parecer un poco retorcida en el afán de salvar la afirmación del maestro, nos da una síntesis de lo que signi– fica la voluntad de Dios como supliendo la esencia: Podría también entenderse la causa activa o principio natural en oposición a principio libre, significando en este caso la denominación agente natural una causa que hace las veces de principio activo natural. Así, la divinidad o esencia de Dios es un agente natural que causaría naturalmente el conocimiento de sí misma en cualquier entendimiento si no le repugnara la actividad natural «ad extra». Y, como al comunicarse tal conocimiento a una inteligencia creada, la voluntad divina suple o hace las veces de ese principio activo, se puede decir, entendiéndolo así, que es un age11te natural, aunque de hecho obre libremente (74). Con este modo de entender las cosas, es evidente que ya no signifh:a gran cosa contra el apetito natural de lo sobrenatural el principio de que a una potencia pasiva natural ha de corresponderle una potencia activa también natural. Sin embargo, insiste aún, puede explicarse también de otra manera: Si se considera la potencia pasiva en cuanto correlativa de la potencia activa, la activa será natural. Pero cuando se la compara directamente con la perfección o acto recibido de la potencia activa, no existe correla– tividad mutua y consiguientemente no se requiere que le corresponda una potencia activa natural. Y la razón es porque estrictamente esta potencia pasiva se dice natural respecto del acto o perfección, pues lo recibe naturalmente; pero no se dice natural respecto del pricipio eficiente. Por tanto, aunque una potencia pasiva sea natural, no se sigue necesa– riamente que también tenga que ser natural la potencia activa correspon– diente (75). En el problema del sobrenatural, pues, la inclinación es natural. Pero la perfección a que esa inclinación tiende, necesita para realizarse la (74) Posset etiam dici agens naturale ut distinguitur contra agens a pmposito, accipiendo agens naturale pro eo quod supplet vicem agentis naturalis. Et sic Deitas, si sibi non repugnaret agere ad extra naturaliter, ageret in intellectu creato claram visionem sui et fruitionem ejusidem. Et qui voluntas divina supplet vicem hujus– modi agentis, hoc modo potest dici agens naturale, Jicet mere libere agat. lb. (75) ... sumendo potentiam passivam ut refertur correlative ad activam, et sic activa e,t naturalis. Sed quando comparatur ad actum receptum a potentia a;ctiva, tune non refertur corrdative• et per consequens non est nooessarium sibi correspon– dere potentiam activam naturalem. Quia ergo. ista potentia passiva dicitur naturalis res,pectu actus, quia ipsum recipit naturaliter et non dicitur naturalis l'e'Spectu agen– tis, ideo non sequitur quod si potentia passiva sit naturalis, quod etiam activa sibi correspondens sit naturalis. lb., fol. 7d.
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