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DOS TEÓLOGOS FRANCISCANOS DEL SIGW XVI. .• 391 un efecto, tiene deseo natural de conocer perfectísimamente la causa bajo su razón propia. Consta por la experiencia. Luego ese objeto, la causa perfectísima bajo su razón propia, no repugna a la naturaleza de la poten– cia y se contendrá bajo su objeto (61). Constata, pues, un hecho que prueba la no repugnancia -es decir la posibilidad- de conocer a Dios bajo su razón propia. De aquí no puede todavía concluirse que nuestra ignorancia natural respecto de la visión intuitiva de Dios se reduzca a la realidad de su existencia que, por depender de la determinación voluntaría de Dios, siempre quedará naturalmente incognoscible. Porque conocer la inclina– ción natural no es conocer perfectamente en sus notas esenciales e intrín– secamente constitutivas la posibilidad del término. Así se colige de las palabras de Liqueto cuando, al final de su discurso scbre la incognosci– bilidad del ser en cuanto objeto adecuado del entendimiento, hace esta reflexión: aunque se pueda conocer por medios naturales que el enten– dimiento creado se inclina naturalmente a todo ser y que no puede aquie– tarse sino en el ser perfectísimo, aun entonces no se conocería por medios naturales el modo cómo este ser es quietativo, si como término de visión intuitiva, de fruición, etc. (62). Este modo intrínseco de realización sólo será cognoscible en el mismo acto de la visión intuitiva. Este carácter de incognoscible concuerda realmente con la explicación de Liqueto acerca del sobrenatural. Según él -y en conformidad con toda la escuela escotista- el sobrenatural sustancial consiste en una suplen– cia del objeto sobrenatural, que es Dios en sí mismo (63). Esta suplencia sólo puede verificarse a través de la voluntad divina (64). De esta manera (61) Ut darius intelligatur ista ratio notantum est quod illud de •desiderio na– turali probatur sic: quod potentia tantum de,siderat illa quae continentur sub objecto illius potentia:e: propter quod ,potentia visiva naturaliter non desiderat videre sonum, qui non continetur sub suo objecto. Sed intellectus cognoscens dfiectum pierfectis– sime habet desiderium naturale ad cognoscendam causam perfectissimam et sub ratione propria; patet experientia: ergo illa causa continetur sub objecto potentiae: ergo tale objectum non repugnat sibi ex natura potentiae. Commentar·ia in I'rimum Scoti, lib. 1, d. 3, q. 3; fol. 75a-h. (62) Dico ultimate quod si via naturali notum sit intellectum creatum naturaliter inclinari ad quo.dcumque ens et quod non possit quietari nisi in ente .pcrfeatissimo, non tamen est notum via naturali quod tale ens sit sic ve! sic quiatetivum, puta ut est terminus visionis intuitivae vel fruitionis et hujusmodi. Sed de ista materia in 4, dist. 49. lb., Prol., fol. 9c. (63) Cfr. nota 30. (64) ... a voluntate divina, quia sola supplere potest vicem essntiae divinae. lb., fol. 6c.
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