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890 REVISTA ESPAÑOLA DE TEOLOGÍA.-Bemardino de Armellada ción natural en que se conocería la inclinación, significaría la misma naturaleza beatificada, cuando su perfección natural se revele en la máxi– ma potencialidad al actuarse su capacidad natural en el mismo estado de la visión beatífica. Y habría que decir que, fuera de ese estado, se podría también -pero sólo partiendo de la fe, anticipo oscuro de la visión beatí– fica- demostrar la existencia del apetito natural. No equivaldría esto a negar la existencia de la inclinación natural en un estado de naturaleza no elevada, sino simplemente que sería incognoscible, ya que siendo mera potencia, únicamente a través del acto se podría conocer. Esta es la interprétación que de hecho encontraremos en algune>s escotistas poste– riores, como Hickey, Ponce, etc.; pero creemos no puede ser la de Liqueto a pesar de la apariencia del texto que aludiría a un estado de perfección en que se conociera -o se pudiera conocer- el objeto sumo del entendi– miento, que es Dios. Veamos algunos textos: En el comentario al Quodlibeto 14, dice Liqueto que la perfección suprema natural del alma se tiene cuando no necesita del cuerpo para sus operaciones. Entonces ejercita perfectamente su disposición para entender. No significa, dice, que reciba alguna perfección intrínseca y positiva que no tuviera antes, sino únicamente que se remueven todos los impedimen– tos (60). Según esta explicación habrá que interpretar el estado de perfec– ción que veníamos comentando. Y entonces la razón que da: pues en el estado actual no se puede conocer el objeto perfectísímo, no tendrá otro valor que el de constatar que en el estado actual no es posible conocer el ser perfectísimo en sí mismo a causa de nuestra condición de viadores. Y en otro estado sería posible, incluyendo en esta posibilidad la libertad que Dios tendría aun para presentarse o no como objeto al entendimiento creado. Esta interpretación se confirma con otro lugar de Liqueto: Tratando de probar cómo el objeto adecuado del entendimiento no puede estar res– tringido «ex natura intellectus» a la quididad de las cosas sensibles, aduce el argumento del deseo natural en el sentido de deseo elícito que sigue al conocimiento actual, pero llevándolo a .la conclusión de que tal. objeto no repugna a tal potencia: el entendimiento que conoce perfectísimamente (60) Nota quod perfectio suprema naturalis animae est, quod sit soluta a corpore, quod in operando nul'lo modo indigeat corpore nec sensu in corpore, imo ut sic, sic .perfecte erit disposita ad intellígendum sícut si haberet perfoctionem naturalem intrinsecam... Et non intelligitur quod anima in íllo sta:tu habeat alíquam perfectio– nem natura1em intr.ins.ecam et positivam quam prius non habuerit. Sed erit in pen-– fectione suprema propter amotionem omnium impedimentorum... Cfr. Seo-rus, Quaes– tiines quodlibetale's, q. 14; Vives, t. 26, p. 3b. Comentario de Liqueto.

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