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DOS TEÓLOGOS FRANCISCANOS DEL SIGLO XVI. .. 387 aptitud, es decir la no repugnancia a aquello respecto de lo cual está en potencia obediencia! (47). De donde la naturaleza se encuentra no sólo en potencia obediencia! ante las perfecciones sobrenaturales, sino también en potencia natural. Porque la naturaleza tiene inclinación natural a la perfección que le es conveniente, «como es claro», dice (48). La denominación natural, aplicada a esta inclinación o apetito es lógica, al menos en la terminología adoptada por el autor, que excluye de su concepto de sobrenatural cuanto se refiera a relación entre lo perfecti– ble o perfeccionado y la perfección correspondiente (49). Pero no es esto sólo. Tiene que haber en la misma realidad una naturalidad de pro– porción, que será condición para que el agente sobrenatural pueda actuar (50). De tal manera que, desde el punto de vista ontológico, el apetito o capacidad natural para el orden sobrenatural no depende de la ordenación positiva de Dios, sino que es un requisito para la posibilidad de esa ordenación. 6. Se presenta ahora la cuestión de la cognoscibilidad de esta incli– nación. En la doctrina de Liqueto ·•-· como en toda la teología catóiica– esa capacidad natural es incognoscible naturalmente en cuanto incluye el hecho o existencia de su ordenación a ser completada en el objeto infinito de un modo perfecto. Se prueba porque es algo que depende exclusiva– mente de la voluntad de Dios y se necesita su intervención, como agente sobrenatural, para realizar la unión del objeto que perfecciona y el sujeto que recibe la perfección. Esto se verifica de una manera imperfecta por la revelación y demás dones sobrenaturales ahora, o de una manera perfecta (47) Ex ista ratiose íundata supra dicto Augustini apparct quomodo quidam 1:ovus expositor primae partís Summae Sancti Thomae non recte intel!exit rationem Scoti, quia fundamentum rntionis stat in hoc quod posse hahere ficlem naturaliter ine,t homini, i. e. quod natura hominis hahet naturalem aptitudinem ad fidem et ad caritatem. Nam si non haheret talem aptitudinem numquam posset eam recipere. Et quod dicit ille expositor quod horno tantum est in potentia obedientiali ad fidem et caritatem, et sic dcbet intelligi dictum Augustini. Sed hoc nihil est, quia omnis potentia ohedientialis praessupponit aptitudinem, id est, non repugnantiam ad illud ad quod e<t in potentia obedkntiali. Et talis aptitudo cui inest naturaliter inest. lb., fol. 3d. (48) Dico etiam quod homo habet naturalem inclinationem a-d fidern et carita– tem: ita quod non tantum est in potentia obedientiali ad illas, ut dicit ille expositor. sed etiam in potentia naturali: quia natura habet naturalem indinationem ad per– fectionem sibi converüentem, ut patet. lb. (49) Véase arriba, notas 24 y 35. (50) ... natura hominis haJbet naturalem aptitudinem ad fi.dem et caritatem. Narn s1 non haber.et talern aptitudinem numquam po,set eam recipel'e. Cfr. nota 47, donde se encuentra este texto con su contexto. Cfr. también 1a nota 29.
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