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INTELIGENCIA CATOLICO-PROTESTA.i.'<TE EN EL PROBLEMA DE LA TRADICION 263 Nuestro juicio sobre el líhro de Lengsfeld es francamente rpositivo. Reconocemos que a través de la obra se pueden encontrar posturas discutibles, especialmente en lo que .se refiere a la concepción de la tra– dición como f-uentedistinta y a1 origen• de esa concepción. Ese aspecto del problema <lefit'traalcíó:íí "íío '110s parece. que se pií'e(Ta'·reducir a segundo 1plano con la facilidad con que L. lo hace. Mucho menos se puede afirmar por las buenas que todos los teólog·os de esa sentencia eoncedan .ª la Es– ci,:At:i1r&,:t;l/:?:~.P:re,e.111i11,encia indiscutil:ile sobre la!I'1'adicióncoW:~- fuente .dis– tinta, e11 el sentido que L. parece indicar. Quiziás haya influído en esta infravaloración de otras apreciaciones católicas la exclusividad que da el autor a la producción teológica en alemán. Si es verdad que el trabajo eficiente impone limitación en el método, no lo es menos que la labor teo– lógica, aunque no se ocupe directamente de todas las posibilidades que ofrezca un tema, corre siempre el ,peligro de resultar desequilibrada si prescinde en absoluto de las demás visiones autorizadas del problema. De todos modos, confesamos que por ahora juzgamos más fácil -y más acomodado a las exigencias teológicas- el reducir a la ]~scritura "in spiritu traditionis" las pocas doctrinas que pareeen exelusivo patrimonio de la tradición, que el justificar una trasmisión histórica no interrumpida de las mismas a la que se haya rceonocido valor de fuente inde'pendiente. El porvenir de la teología apunta más en dirección de la suficiencia obje– tiva de la Escritura como órgano de tradieión verbal. No parece se dcha reproehar "a priori" el posible influjo indirecto del protestantismo en la vuelta moderna a e."lta concepción, expresada 1 por muchos Santos Padres y escolástico.s. La influencia de parte protestante no. es necesariamente desorientadora para la teología católica. Convenimos en esto eon L. no olvidando que también en teología tiene vigencia a su modo el "oportet haereses esse". El libro de Lengsfeld tiene valores que eelipsan las inevitables defi– eieneias. :im intento de eneaminar los problemas de la teología protestante aeerca de la tradición hasta ahoearlos, como mrn exigeneia interior, a la iplena solución que se les da en la teología católica, es un logro muy apre– ciable. Quizá, este libro no cause entre los especia.listas la estupefaeeión que hace unos años causó la obra de H. Küng Rechtfertignng, en que se pre– tende enontrar una fundamental coincidencia entre K. Barth y el cato– licismo en la doctrina sohre la justifieaeión. Pero por ser menos tajante en punto a quitar diferencias, l,engsfeld ha realizado posiblemente lma labor más efieiente y esperanzadora en el conato de aproximación y diá– logo entre los teólogos católieos y protestantes. Un diálogo que, al menos, está dando frutos muy. estimablrB de lite– ratura teológica. P, BERNARDINO DE ARlllELLADA, o. F. M. ÜAI';

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