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INTELIGENCIA CATOLICO-PROTESTANTE EN EL PROBLEMA DE LA TRADICION 259 Ebeling reconooe pertenece a la estruetura misma de la historia, también de la cristiana. Como consecuencia de la investigación sobre laJüstoria .de las formas en el Nuevo Testamento se ha llegado ya en el Pr.otest~ntismo a· ~na ma– yor valoración de la tradición. Asmussen cree poder afirmar que la cues– tión entre Roma y iWittenberg no es sobre si los iprotestantes tienen o. no tradición, sino sólo en cómo se puede llegar legítimamente a convertir en obligatoria una tradición sin que se le atribuya una obligatoriedad que no le pertenece (p. 160). Lackmann considera un error el afirmar que la Escritura se basta por sí misma y que no se necesite una explicación ecl~ siá.<itica (p. 161). Pero la cuestión está en precisar hasta qué punto creen obligatoria esa explicación de la Iglesia. Para L. el iproblema de la tradición viene a centrarse en el modo tra– dicional de entender la fe y la Bscritura. Bs un hecho que ni católicos ni protestantes podemos prescindir del testimonio de nuestros padres Y hermanos en la fe. "Nuestra cuestión, dice L., no es si existen dogmas que sólo se fundan en la tradición, sino esta otra: Lo que la Iglesia, bajo la asistencia del Espíritu Santo, ha entendido de la Sagrada Escritura afirm{111dolo de modo _perentorio en e1 símbolo y en el dogma ¿ tiene fuer– za obligatoria para la exposición subsiguiente de la Bscritura y para toda posterior inteligencia de la fe'?" (p. 165). La tradición en el modo de entender la Bscritura es explicada por los teólogos protestantes de mm•has maneras. P. Tillich habla de un carácter normativo de la historia de la Iglesia, considerando superado el indivi– dualista "yo y mi b1iblia". Otros aplican aquí su teoría sobre el canon, viendo en algún núcleo doctrinal la piedra de toque ·para la interpretación de las expresiones bíblicas (ALTHAUS, KXsKMANN) o reduciendo esta (meB– tión teológica al problema hermenéutico (B1mLING). ReBpecto del símbolo de la fe admiten en general una obligación condicionada (LuTHARD, l!JLERT... ) . Guiados por el símbolo, piensa .rn. Kinder, es como entendemos bien la gscritura. Y P. Brnnncr llega a afirmar que la fo de la Iglesia puede expresar una verdad de forma infalible y obligatoria para todos, aunque no admite que esa potestad eoneierna a un magisterio jeuárquico. 'Para K. Barth el símbolo de la Iglesia refleja la autoridad de la Escritura <·orno el agua refleja el sol. Y considera que la cur.stión Bscritura-'fradi– ción no está entre los grandes muros que separan al protestantismo de 1a Iglesia católica. J:ljn sentido 1parecido valoran la continuidad de inter– pretación de la Bscritura H. Diem y H. von Oyen. (pp. 162-185). La objeción de todo protestante contra la doctrina católica es que, ·~1' ....·_ al admitir una norma interpretativa de la Bscritura con valor absoluto ' y distinta de ésta, hace caer la Biblia en manos de los hombres, sorne- •: tiendo a una institución humana la Palabra de Dio8. El proeeso lo des- ! crihr a,ií F. A. Loofs: "La 'Tradición nos diee qué Pnseña la Eseritura

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