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EL PROBLEMA DE LAS VOCACIONES MISIONERAS 335 que eran muy pocos para tanta recolección. Aplicadas estas pa– labras en un sentido espiritual podemos decir que los operarios evangélicos, particularmente sacerdotes misioneros, son muy po– cos en comparación de la inmensa multitud de hombres que yacen aún en las tinieblas de la infidelidad, del error, y que no pueden entrar en redil por falta de operarios idóneos. Des– pués de veinte siglos que lleva de existencia la Iglesia se po– drfan repetir con verdad las palahras del divino Redentor por la desproporci<'in que permanece entre el número de los obre– ros y de la mies. Los misioneros clt> todos los continentt,s pue1fon repetir todavía el grito ,ltel varón de Macedonia al apóstol de las gentes. Dicen los Hechos de los Apóstoles ,le S. Pablo que en su Hegundo viaje misionero el Espíritu Santo le prohibió predicar en Asia y pasando de largo por Mi,-ia bajó a Troade. << Por kt noche tuvo un,(1) vi.sión. Un varán macedonio se le puso delunte, y rogándole, deáa: Pasa a ilüu:ed1miu, y ayúdanos J> ( 1 ). De toda;; partes del mundo misionero llegan las voces dn;garradoras pidiendo más ayfüla y más operarios para extender y cultivar el reino de Cristo. Los Smnos Pontífices se han hecho eco de estos clarnores y han ,•xhortado contínuamente al au111ento de las vocaciones 1nisioneras. Benedicto XV en la Encíclica Ilr{axinmm illud dice: (< Quien considere tantos y tan ru<los trahajos sufridos en fo propagación de la Í<\ tantos flj,r1nes y ,, jemplos de invicta fortaleza, se ad1nirará sin duda de que con todo sefui. todm)Íca innumerables los qu:e yacen en las tinieblas y sombras de mzwrte', ya qm!, según las estadísticas modernas no baja cmn de mil millones el núnwro de los infieles JJ ( 5). Exhorta a la coo– peración mi8ionera y a la formación de los misioneros y cultivo de vocaciones: (< lllissionalium paucitati 1nedenduni est; qzuw cum antea non exigua esset, sumnui .frmi /acta est confecto bello, nt multi- Domi– nici agri partes <li cuüoribus vacent JJ (6). Con semejantes palabra~ el Pontífice de las Misiones, Pío XI, de– cía bajo la cúpula de S. Pedro el día de Pentecostés dP 1922: e< Mucho se hff hecho y mucho se ha obtenido, muchas al.mas se han salv'fldo, mucha gloria se hu <füdo n Dios. Jlilas ¿cuántas son las almas que to– d.avín se pierden, cuán,tas por las cuales en vano se derram.ó la Sangre del Redentor? Son ,masas profundas ,fo pueblos, tan profwufos como el Continenite Negro, czwnto laas inmens<l<S regiones de lu India y cfo (11 Act., XVI, 9. ( 5 ) Maximum illud, AAS, 1919, t. XI, p. ,1,11•. H2. (6) lbid., p. ,t52.

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