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EL PROBLEMA DE LAS VOCACIONES MISIONERAS 343 o Religiosa y wún del seglar, aunque cwrezx:on. de k,, drignidatl SOJCer- dotal » ( 25). . ¿ Los heraldos del Evangelio que consagran su vida al aposto– lado en tierra de misiones tienen necesidad de una vocación misio– nera especial? ¿ Tienen que ser llamados por Dios para ese apostolado de propag.ar la fe y plantar la Iglesia por todo el mundo? ¿ Se da la vocación misionera especial en los misioneros auténticos que trabajan en los territorios considerados jurídica y teológicamente campos de misión en el sentido estrecho de la palabra? Para mejor resolver la cuestión distinguimos tres catego– rías: sacerdotes, religiosos y seglares. l. SOJCerdotes. - No hay duda que se exige una vocación especial para el sacerdocio. Ninguno debe abrazar el estado sacerdotal, si no es llamado por Dios y por la legítima autoridad. Ahora bien, ¿ en la vocación sacerdotal va ya incluída la vocación misionera? Todo sa– cerdote, en virtud de su ordenación, jes ya misionero en el sentido estrecho de la palabra? ¿ Todo sacerdote por su misma dignidad es también misionero? He aquí la cuestión. Acerca de ella hay dos opi– niones: afirmativa y negativa. ÜPINION AFIRMATIVA. - Un gran número de escritores contempo– ráneos sostienen que toda vocación sacerdotal lleva consigo la misio– nera; que no se da aquélla sin ésta; que todo buen sacerdote se debe sentir misionero, o por lo menos, dispuesto a ser de hecho misionero, si el Prelado le envía. Que el sacerdote no necesita una vocación espe– cial misionera esencialmente distinta de la sacerdotal. Algunos de los que identifican la vocación misionera con la sacerdotal conceden di– ferencias accidentales, algunas variantes secundarias, y consideran la vocación misionera sólo como una ampliación o una perfección de la sacerdotal. Entre los defensores de ésta opinión se pueden citar el P. Man– na ( 26 ), Scavizzi ( 27 ), Catan~o ( 28 ), Amendola ( 29), César Vaca ( 30 ), X. Paventi ( 31 ), y otros muchos. He aquí algunas de sus razones. a) El sacerdote debe seguir a Cristo. Se consagra para continuar su obra redentora. ;,Por qué exigir una nueva vocación en quien ya (25) M. LAGUARDIA, La vocación misionera a la luz del Nuevo Testamento y de la Teología, en Misiones Extrajeras de Burgos. Jul.-dic. 1944, p. 40. (26\ Cfr.· Vocazione missionaria, p. 30 y sigs., Roma, 1940. (27j lbid., p. 31. (28) lbid., p. 22. (29) lbid., p. 65. (311) La vocación .~acerdotal-misionera, en Misiones Extranjeras (Burgos), 11, n. 3, an. 1949, p. 64-77. ( 3 1) Manuale di Missionologia, t. I, p. 311 y sigs., Roma 1949.

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