BCCCAP00000000000000000001454

342 P. MONDREGANES toda criatura ( 2 º). La Iglesia por su naturaleza es católica y debe exten– derse por todo el mundo. Esa es su función primordial. Conservar, afianzar, defender y nutrir en la fe a las almas que la tienen y exten– derla a las que todavía están fuera del redil. La Iglesia, dice Pío XI, no tiene otra razón de existir, sino la de hacer partícipes a todos los hombres de la Redención salvadora por medio de la dilatación por todo el mundo del reino de Cristo ( 21). En este sentido toda la Igle– sia es misionera. Como dice S. Augustín: « Tota Ecclesia praed:icat Christum >> ( 22). Esa obligación abraza a toda la jerarquía y a todos los fieles. To– dos, según su posibilidad y categoría, deben ser misioneros: Pontí– fices, Obispos, sacerdotes, religiosos y cristianos. Dios llama a todos a 1a grandiosa empresa de la conversión del mundo infiel. Unos pre– dicando y otros cooperando tenemos el deber grave de ser misioneros. Nada más apto que el dogma de la comunión de los santos para in– culcar convenientemente al pueblo cristiano la utilidad y la impor– tancia del deber misionero ( 23 ). Los Pontífices exhortan a todos los fieles a ser misioneros. ¿ Con cuánta mayor razón se debe inculcar esta grave obligación a los religiosos y sacerdotes? Pero ¿ quién no ve que en estas y otras muchísimas expresiones se toma el término misionero en un sentido amplio que equivale a decir que todos debemos tener el espíritu misionero? Todos tenemos que rogar, que sacrificarnos, que cooperar, que trabajar por las mi– siones. Todos debemos de un modo o de otro cooperar a la dilata– ción del Reino de Dios. Todos debemos exclamar: Advenia't regnum tuum ( 24). Y en este sentido muy lato podemos decir que todos tene• mos vocación misionera. Me parece que sería más exacto afirmar que todos debemos tener espíritu misionero. 2. VOOOJCión misionera en sentido estricto. - La vocación misio– nera es el acto por el cual Dios llama a determinadas personas al apo– stolado entre los acatólicos, o sea, es el ejercicio del apostolado en alguna de sus formas en tierras de misión. Los operarios evangélicos que trabajan en el campo estrictamente misional pueden ser sacerdotes, religiosos y seglares. « Esta vocación misionera puede coiinJcidir en. un mismo sujeto con fu ·vocación sacer– dotal y la religiosa. Pue<le uno tener vocación de mis-ionero, y no áe sacenliote, y al, revés. La vocación misio,nero nos la imaginamos más p,/,ena en aquellos que han recibido las Ordene,s Sagradas; pero no por eso deja de ser <JJUténtica Za vocación misionera del Hermano (20) Me., XVI, 15. (21) Cfr. Rerum Ecclesiae. AAS, 1926, t. XVIII, p. 65. (22) M.L. 37, 1243-1244. (23) Cfr. Evangelii Praecones, AAS, 1951, t. 43, p. 528. (24) Mat., VI, 10.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz