BCCCAP00000000000000000001453
TEXTOS DEL N. T. PREFERIDOS POR S. FRANCISCO 139 Son limpios (puros) de corazón, según Francisco, «los que desprecian lo terreno, buscan lo celestial y nunca dejan de adorar y contemplar al Señor Dios vivo y verdadero con corazón y ánimo limpio». Esta bienaventuranza de la pureza del corazón, como liberación para descubrir la realidad de Dios y los valores de su Reino, es uno de los pila– res de la espiritualidad y de la p_edagogía de Francisco. Corazón puro o limpio quiere decir corazón liberado, exento de todo impedimento y de toda preocupación que pueda interponerse entre Dios y nosotros. Es la dis– posición fundamental de la pobreza interior. 6 En los escritos del Pobrecillo este tema resulta casi una obsesión; para Francisco, lo que cuenta es la sinceridad del corazón: «Mantengamos pu– ros todos nuestros miembros» (1 R 12, 5); «El Espíritu del Señor... quiere la pura, simple y verdadera paz del espíritu» (1 R 17, 15); «Removido todo impedimento ... sirvan y amen... al Señor Dios con limpio corazón y mente pura, que es lo que El busca por encima de todo» (1 R 22, 26); «Adoremos a Dios con puro corazón» (1 R 22, 30); «Dios ... que es el solo inocente, puro» (1 R 23, 9); «Deben anhelar por encima de todo ... orar continua– mente al Señor con un corazón puro» (2 R 10, 9); «Así como el Sefior me dio decir y escribir sencilla y puramente la Regla y estas palabras, del mis– mo modo, sencilla y (puramente) sin glosa las entendáis» (Test 39); «El Padre quiere ... que todos seamos salvos por El y que lo recibamos con un corazón puro y con nuestro cuerpo casto» (2CtaF 14); «Amemos a Dios y adorémosle con puro corazón y mente pura, porque esto es lo que sobre todo desea» (2CtaF 19); «No debemos ser ... , sino más bien sencillos, humil– des y puros» (2CtaF 45); «Somos madres suyas cuando lo llevamos en el corazón y en nuestro cuerpo por el amor y por una conciencia pura y sin– cera» (2CtaF 53); «Los sacerdotes ... ofrezcan, purificados, con pureza y reverencia... , con intención santa y limpia, el verdadero sacrificio ... » (Ctaü 14); «Para que puedan hacer propicio a Dios por la pureza del corazón (CtaO 42); «Interiormente purgados (purificados) e iluminados ... » (Ctaü 51); «Salve, reina sabiduría, el Señor te salve con tu hermana la santa pura sencillez ... La santa pura simplicidad ... » (Sa!Vir 1 y 10). Los biógrafos, además de poner de relieve la pureza de corazón del San• to, refieren abundantes testimonios de la importancia que él daba a los tres grandes componentes de la pobreza interior: pureza de corazón, sim– plicidad y alegría, unidas siempre entre ellas como la más genuina mani– festación de un corazón libre. Cf. 1 Cel 30, 92; 2 Cel 103; LM 11, 7s; LP 120; EP 80, 95. «Bienaventurados los que trabajan por la paz (los pacíficos), porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mt 5, 9)» (Adm 15). «Son verdaderamente pacíficos aquellos que, en medio de todas las co– sas que padecen en este siglo, conservan, por el amor de nuestro Señor Jesucristo, la paz del alma y del cuerpo.» • K. Esser: Le Ammonizioni, 219-232.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz