BCCCAP00000000000000000001451
368 F. JIMÉNEZ 2) Fidelidad a la contemplación La Orden ha reconocido en el II consejo plenario que «una conciencia viva de que una acertada solución del problema de la oración es para nosotros cuestión de vida o muerte». 8 Parece 'ser que un hecho se ha impuesto en muchas provincias: la reducción o la casi desaparición total de la meditación silenciosa en común, es decir, la oración mental, que fue característica tradicional de nuestra Orden capuchina. Para ser fieles al carisma franciscano, esta fraternidad capuchina ha establecido cinco horas de oración, divididas en la siguiente forma: Oficio divino nocturno, con media hora de oración mental. Oficio de Laudes, Hora menor y Vísperas, cada una de estas horas acompañada de media hora de meditación silenciosa. Celebración de la Eucaristía con la parti– cipación de la comunidad y de los fieles. 3) Fidelidad al trabajo Parecería que con una acentuación tan marcada de la vida de oración personal y comunitaria, la fraternidad no dispusiera de mucho tiempo para el trabajo manual o apostólico. Sin embargo, no es así en esta fra– ternidad. El trabajo es considerado como una gracia y procuran realizarlo según las capacidades de los religiosos y las necesidades de la población. Este es el programa de trabajo de la fraternidad: a) mantenimiento de la casa, que implica la renuncia a personal de servicio; b) atención sacramental de los fieles, especialmente en el sacra– mento de la confesión, en la propia iglesia o en la de los sacerdotes que lo solicitan; c) transmisión religiosa en la radio local; d) cenáculos de espiritualidad franciscana, que reúnen grupos de reflexión sobre temas franciscanos; e) recepción de jóvenes y sacevdotes que participan en la vida de oración de la comunidad. f-,:1' 4) Fidelidad a la caridad fraterna Es el camino más exigente. En la doctrina de san Francisco, la total disponibilidad a la santa operación del Espíritu constituye la esencia del «seguimiento de Cristo». Pero el amor propio o el egoísmo (que san Fran– cisco llama «espíritu de la carne») hace adherirse a las propias ideas, al propio trabajo, a los propios gustos y comodidades, a la propia voluntad, ,y con esto uno se busca siempre a sí mismo. Con esta actitud no se puede prestar el servicio generoso a los, hermanos que el Santo llamaba con originalidad la «obediencia caritativa». ' Sel Fnm n. 7 (1974) 64, n. 3, f;
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz