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FRATERNIDAMS CONTEMPLATIVAS La fraternidad capuchina italiana se propone dos medios para crecer en el amor fraterno: el capítulo semanal y la revisión de vida. El capítulo local es la ocasión para las relaciones interpersonales, intercambios de experiencias espirituales y estudio de los problemas de la vida religiosa. La revisión de vida, realizada todos los viernes, es considerada como el tiempo de la verdad y de la humildad, de la apertura de la propia con– ciencia a los hermanos, y durante el mismo se manifiesta más eficazmente la condición de pecadores mediante la compunción del corazón. Como aspiración para el futuro de la Orden capuchina, desean que .se ponga en práctica la iniciativa de los encuentros que ayuden a realizar de forma concreta la dimensión contemplativa de la Orden. UNA FRATERNIDAD DE RETIRO FRANCESA Fundada en 1972, esta fraternidad de hermanos menores franciscanos de la Provenza llevaba consigo la experiencia de una vida de oración y de testimonio ecuménico en el cuadro de la comunidad monástica de Taizé. En cierta manera, desde 1964 han seguido el mismo camino, viviendo los valores .fundamentales del franciscanismo. Actualmente está situada en una pequeña población de 200 habitantes (La Tour d'Aigues, Grambois), en medio de un ambiente descristianizado. En el proyecto de vida de la comunidad, los hermanos han dado el primado y la importancia capital a los siguientes volares: búsqueda de Dios y vida de oración; vida fraterna vista como testimonio y misión esencial de la misma; posibilidad de investigación y de reflexión sobre la vida cristiana y franciscana; acogida sencilla y familar a todos· los que acuden a la fraternidad; vivir, en la medida de las posibilidades, del trabajo manual o profesional. El fundador de la fraternidad es el P. Ta– deo Matura, conocido en los ambientes de las familias franciscanas como un escritor de obras de común interés. 1) Vida de la fraternidad Los hermanos dan una importancia capital a la celebración de la oración litúrgica, a la que todo está subordinado y que constituye el cua– dro fundamental en el que se mueve la vida de oración de la fraternidad. El Oficio divino está precedido, habitualmente, por un tiempo de medi– tación silenciosa. Se han propuesto cumplir así la norma dada por san Francisco en la Carta a todos los hermanos de la Orden: «Los clérigos digan el oficio con devoción en la presencia de Dios, no poniendo su aten– ción en la melodía de la voz, sino en la consonancia del alma, de manera que la voz sintonice con el alma, y el alma sintonice con Dios, para que

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