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236 SERAFÍN DE AUSEJO Casi medio siglo antes de san Francisco apareció la obra de Petrus Cantor, titulada precisamente Verbum Abbreviatum (Palabra abreviada), cuya primera frase es también: «Palabra abreviada hiza el Señor sobre la tierra». Es una especie de Suma práctica de Teología para el predica– dor. Al comienzo mismo de la obra expone ambas interpretaciones (el Verbo encarnado; el Evangelio como resumen de la revelación divina). Dice así: «Capítulo I. Contra la superfluidad y prolijidad de las glosas y de las cuestiones inútiles. Palabra abreviada hizo el Señor sobre la tierra (Roro IX). Si, pues, el Verbo enviado desde el seno del Padre a nos– otros, más aún, si el Hijo de Dios infinito, a quien no puede contener todo el orbe, quiso circunscribirse en la pequeñez del útero virginal (brevitate uteri virginalis), ¿cuánto más la Palabra (Verbum) de la sagrada Escritura ... , en la que aprendiéramos sus caminos y senderos, en la que leyéramos de forma expresa, breve (breviter) y sucinta– mente, el camino de nuestra marcha a la eterna beatitud, quiso abre– viarse (voluit abbreviari)? La superfluidad de las palabras, incluso su infinitud, se da en otras escrituras en relación con la sagrada Escritura, la cual rechaza aquella superfluidad» (PL 205, 23). Esta interpretación de Petrus Cantor, que viene a juntar las dos inter– pretaciones antes indicadas, dándole mayor realce a la primera, debió de tener bastante difusión entre los predicadores de la época inmediatamente anterior a san Francisco. Pero la revaloración y el auge que tomó la pri– mera interpretación en aquellos tiempos no es exclusiva, ni mucho menos, de Petrus Cantor. Ya antes que él, en el mismo siglo XII, tiene evidentes defensores entre los discípulos de san Bernardo. Igualmente la sostiene -y por el tono en que habla, parece que es doctrina común- el abad Adam de Perseigne (t hacia el 1200): «Palabra abreviada hizo el Señor sobre la tierra en el seno de María» (PL 211, 748). Y sigue dominando de forma que aún aparece en Nicolás de Cusa (t 1464), que llamaba a Cristo «Palabra abreviada del Padre sobre la tierra», porque toda la verdad revelada por Dios a la humanidad está compendiada en Cristo. De ello se infiere que, en tiempos de san Francisco, era doctrina común, tal vez también en las aulas, pero desde luego en el ambiente general de los tra– tadistas de la predicación y entre no pocos de la espiritualidad, que, al realizarse la encarnación del Hijo de Dios en el seno de María, se cum– plieron las palabras del profeta Isaías y de san Pablo: Verbum abbrevia– tum fecit Dominus super terram. De todo este recorrido patrístico y medieval Bihel concluye su estudio así: «San Francisco, fundándose en este texto famoso, para recomendar a sus hermanos y a sus discípulos la brevedad en la predicación no hizo sino utilizar una explicación no literal, pero que se remonta a tiempos antiguos, la cual estaba, como lo hemos visto, bastante extendida» (l. c.: p. 537).

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