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LA ORDEN DE PEN:ITEXCL\ DE S. FRANCISCO 31 III. LAS CARTAS DE SAN FRANCISCO A LOS HERMANOS Y HERMANAS DE LA PENITENCIA En las fuentes franciscanas examinadas se repite varias veces que Francisco dio una norma de vida, una regla, a las personas que acudían a él para vivir la penitencia. Desgraciadamente tal texto no ha llegado hasta nosotros. La mayoría de los autores opina que dicha regla no debió ser algo eminentemente Jurídico, sino más bien exhortaciones espirituales para orientar la vida de estos penitentes. De ahí la tendencia a considerar las dos cartas de Francisco dirigidas a penitentes, conocidas con el nom– bre de Cartas a los fieles, como un reflejo de lo que sería la regla para los Hermanos de la Penitencia, y un ejemplo de la acción pastoral del Santo con los grupos de penitentes. 37 Aunque el título de ambos escritos habla de Carta a los fieles (no hay que olvidar que los títulos de los escritos de S. Francisco no son originales de él), en realidad, el contenido nos revela que no están destinados a todos los cristianos en general, sino a cristianos religiosos hombres y mujeres, que viven en el mundo, es decir, a personas que han abrazado el estado de Penitencia. l. La «Carta a los fieles» (primera redacción) 38 El subtítulo que con razón K. Esser ha puesto a esta carta describe claramente su contenido: «Exhortación a los hermanos y hermanas de la Penitencia». 39 Francisco quiere mostrar a los destinatarios de este escrito el contenido y las consecuencias del vivir en penitencia y del no vivirla. De ahí las dos partes de que consta: «Los que hacen penitencia» y «Los que no hacen penitencia». La primera parte es una descripción espiritual de lo que significa y a dónde conduce el vivir en penitencia. Quien ama a Dios de un modo total y al prójimo, odia el mal existente en su propio corazón, recibe el cuerpo de Cristo y hace frutos de penitencia, tiene el espíritu del Señor. 40 La relación que surge entre el Padre y Cristo y el cristiano es descrita por Francisco de un modo vivencia!, superando la sequedad de los libros de texto escolásticos. Quien tiene el espíritu del Señor es hijo del Padre celestial, cuyas obras hace, y es esposo, hermano y madre de nuestro Señor Jesucristo (1CtaF 1, 6-7). A continuación, el Santo explica qué en- 37 Cf. P. Sabaticr: Vie de S. Fran~ois d'Assise. Ed. définitive, Paris 1931, 442-445; K. Esser: Der Brief des hl. Franziskus..., en Franziskus und die Seinen, Werl (Westf.) 1963, 47s. 31 K. Esser: Un documento dell'inizio del Duecento sui Penitenti, en M. d'Alatri: 1 Frati Penitenti, 87-99. 39 K. Esser: Die Opuscula des hl. Franziskus von Assisi. Neue textkritische Edition, Grotta– ferrata (Romae) 1976, 178. No comprendo por qué se ha omtido este subtítulo en la nueva tra– ducción castellana de los escritos de S. Francisco; cf. J. A. Guerra (ed.): S. Francisco de Asfs, Escritos..., Madrid 1978, BAC, p. 52. 40 La expresión "espíritu del Señor" y su 1.:ontraria "espíritu de la carne", aparecen repe– tidas veces en los ~critos de S. Francisco, constituyendo uno de los puntos fundamentales de su espiritualidad.
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