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248 ·J. V. CIURANA · En cuanto se refiere al ideal que Francisco quería para su Orden, los primeros capuchinos se pronuncian desde sus comienzos por una obser– vancia lo más perfecta posible de todo lo que el Santo quería y deseaba para su Orden. Esta aspiración hacia el ideal integral de Francisco, que los caracteriza como Orden comunitaria, significa de hecho un intento serio de responder lo más fielmente posible a su «plan» sobre la Orden, como se afirma frecuentemente en las fuentes. Los primeros capuohinos buscan esta intención de Francisco, no sólo en la Regla bulada de 1223, sino también en el ejemplo de su vida misma y en la doctrina que contie– nen sus otros escritos, especialmente el Testamento. Las Constituciones de Albacina no hablan explícitamente de ello, pero todo su contenido muestra, de hecho, que ellos lo pretendían. Prueba de esto es la llamada al ejemplo de Francisco y a su doctrina contenida fuera de la Regla. Su Testamento es citado explícitamente varias veces; la prescripción de celebrar a diario una sola misa en cada fraternidad, se inspira en la Carta a toda la Orden (vv. 30-33). Otro buen número de prescripciones responden precisamente a la doctrina y a la vida del Sanfü, que no se encuentran en la Regla de 1223. El contenido de tales prescripciones tiene su fuente inmediata en los estatutos particulares de otros grupos de reforma existentes en aquel entonces dentro de la Obser– vari.cía. En las primeras Constituciones capuchinas hay determinaciones que están tomadas de las normas escritas por los reformadores españoles Juan de la Puebla y Juan de Guadalupe, para la Custodia de los Angeles y para la Provinci; de San Gabriel respectivamentc. 8 También hay seme– janzas con las normas que el Ministro general de la Observancia, Fran– cisco de los Angeles Quiñones, había promulgado para las casas de reco– lección.9 En cuanto a influencias de fuera del ámbito franciscano, más externas que internas, son reconocibles las que provienen de la legislación de los Camaldulenses, cosa fácil de explicar dada la permanencia de Ludo- vico de Fossombrone entre dichos monjcs. 10 · Los 67 párrafos de que consta el primer texto legislativo de los capu– chinos pueden reducirse fácilmente a cuatro grandes capítulos: pobreza y vida austera; oración y vida contemplativa; ceremonias litúrgicas y disciplina regular; soledad y vida eremítica. En cuanto al orden en que se suceden los temas, el texto de Albacina no es precisamente un modelo, ya que los asuntos están entremezclados. Respecto a la orientación de la nueva reforma, es indicativo ya el título: Constituciones de los Hermanos Menores llam.ados de la vida ere- ' F. de Lejarza: Orígenes de la Descalsez franciscana en A.I.A. 22 (1962) 15-131. A. Uribe: Espiritualidad de la Descalsez franciscana, lbid. 133°161. 9 J. Meseguer: Programa de gobierno del P. Francisco de Quiñones, Ministro General O.F.M., en A.I.A. 21 (1961) 23-25; del mismo autor: Constituciones recoletas para Portugal (1524) e Italia (1526), lbid. 459-489. 10 Burcardus a Wolfenschiessen: I>e influxu legislationis Camaldulensium in Ordinem Capuc– cinornm, en Coll Franc 1 (1931) 59-78.

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