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246 J. V. CIURANA nidad, juntamente con Mateo de Bascio, y para vivir en un eremitorio observando la Regla. Con todo, debían pedir antes el consentimiento de su Provincial; si se lo negaba, podían hacer uso de la concesión del breve, aunque sin dejar de ser miembros de la Observancia ni cambiar el hábito. El permiso era también esta vez exclusivamente personal. Juan de Fano, apoyado por el Ministro general Quifíones, obtuvo por su parte la renovación del breve. Entre tanto, a los tres se les había unido Pablo de Chiogga, observante que se había secularizado para atender a su madre; también éste obtuvo permiso personal de Roma. Los cuatro se reunieron en Fossombrone, refugiándose bajo la protec– ción de la duquesa de Camerino contra la obstinada persecución de Juan de Fano. Este intentó el camino de la persuasión, y, en presencia de los duques de Camerino, tuvo lugar una discusión en la que los fugitivos presentaron todas sus querellas contra la comunidad. Ante la imposibilidad de someterlos por la fuerza o de atraerlos me– diante ia persuasión, el Provincial Juan de Fano se esforzó entonces por evitar al menos otras deserciones. En junio de 1527 publicó su Dialogo della salute, 5 replicando a los descontentos. El autor del Dialogo se plantea el problema de la observancia integral de la Regla según la «intención» de san Francisco. Juan de Fano representa, como Provincial de Las Marcas, la postura oficial de la Orden frente a los movimientos reformistas que habían surgido en su seno. Para él, el ideal de la Orden franciscana no existe fuera de la observancia de la Regla según las declaraciones ponti– ficias; no hay que apelar al espíritu o a la intención de san Francisco. Esto no se da fuera de la Observancia oficial, tal como había sido estruc– turada por san Bernardino de Sena, san Juan de Capistrano y el Ministro general Francisco de los Angeles Quiñones. Los reformadores apelaban al Testamento; pero éste, según las declaraciones pontificias, no tiene valor jurídico. Los grupos de reforma, siguiendo las sendas de los Espi– rituales, tienden a una ficción injustificable y peligrosa, a una utopía. Solamente donde está la Observancia, todo es seguro y bueno; mientras toda disidencia viene del maligno. Mientras tanto y a pesar de las dificultades, los cuatro reformados ' El texto ha sido editado por Bernardino de Lapedona: II "Dialogo della salute" di Gio– vanni Pili da Fano, en L'Italia Franc. 7 (1932) 388-392, 627-635. Cf. también J. Meseguer: Una carta del P. Juan de Fauo a los cronistas Bemardino de S. Maria Nova y Tomá~ de Monte– fortino, en Coll Franc 29 (1959) 87-104. -Posteriormente, Juan de Fano. siendo sincero consigo mismo en su afán de reforma, dio la razón a sus perseguidos, pasándose a los capuchinos. Esta decisión motivó el que hiciera una nueva redacción de su "Dialogo" entre 1535 y 1536. Esta segunda redacción de su obra es importante por ser la primera exposición de la Regla surgida de entre los capuchinos y por la defensa que hace en favor de la propia razón de ser de los mismos dentro de la familia franciscana. Este segundo "Dialogo" permaneció inédito hasta su publicación por el P. B. de Lapedona: 11 "Dialogo della salute" del P. Giovanni da Fano, trascritto da! "Codice Cingolano", en L'Italia Franc. 10-13 (1935-38) passim. Cf. del mismo autor: P. Giovanni da Fano, cappuccino, en L'Italia Franc. 37-39 (1962-64) passim.

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