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mejor dicho,· cuando- incruso prefiri<f> les inferiores y marginados a los superiores y propietarios. No es, pues, de extrañar •Cl]ltle precisamente los explotados, enfermos, pobres, mendigos, se sintieran como en su casa entre los hermanos, e incluso se encaminaroo a {.as p111.ertas de sus con– ventos los parias, como los leprosos, marginados y ladrones, con la seguri– dad ,de que ·se- les recibiría crnm:0 a -hermamos en ,Cristo. Teniendo esto en .cuenta, se explica el éxito de las t:rres 0rdenes francisca.nas; habla:rrdo Jum;raraa,mente, quizá la razefm de ,elfo esté .en que tolli@s los hmnbres, tanto de pr:ocedencia n-0li>le y rica, como de burguesa y pobre, se estimaban por igual mutuamente, y recibían a todos, cualquiera fuese su rango, sin dis– tiJaciones, aunque de l.tLl m@clo especial, a les más pobres entre los pobres». 26 San Francisco se constituye por esta razón en un interlocutor valioso para el actual diálogo ecuménico y para el contacto con los hombres de ·otras iaeol:o.gía :s y culturas. E1 P. Alcántara presentó algunos puntos de vista inlf:ieresantes sobre el tema que nos ocupa en el Congreso hispano– portugués sobre «la renovación de fa vida franciscana a la luz del Concilio Vaticano U» (Valencia, 2ti/12/F%6 - 2/1/1'967). Destacó el valor del Esco– tismo para el diálogo ecuménico, porque constituye una buena plataforma para el diálq¡Jo coa .. :k>6;, pi;Ci>t.~te& (his1lli>ricamente, el protestantismo WYN-'> :mtl:Y imlueaciadia por Ockam y éste por Escoto) y-.del Bonaventu– rismo par.a salvar Ja tChl:littiu;a occiJ¡t;elil.tal ar.n°M¡n:tlzando las tendencias .actua– les Gata el cristial;¡jsmQ, así CGm<i> los valor.es del testimonio franciscano. de 1a €r.ater:nidad 'Y _Eiel. v:ak>r .del trabaja ,:para el- mundo comunista y les.del servicio, comprensión y elevación de los valores culturales positivos para el tercer mundo. 27 5. La fra:ternid:ad ·- . El fenómeno comunitaric>, así como el de las com'Ll:tlas -de entonces y de hoy,2~ hall~ su ex.presión. máx.ima en san Francisco de Asís, llamado el Her– mano por antonomasia. El no quería un m0vimiento. de personas individua– listas, sino una Fraternidad, es decir, un grupo de personas diversificadas, 'con todos lós derechos de la persona y del individuo, pero ordenado por el amor al prójimo en Dios, dentro de una obediencia caritativa, que con– sistía en e"l respeto, el amor y el servido mutuos. De esta manera echaba para siempre la base inconmo'v-ible de la igualdad más absoluta de todos los hermanos. Así escribía a sus frailes: iodos debemos considerarnos como iguales y hermanos (1_ R 6); manifestamos urios a otros con toda confianza nuestras necesidades (1 R 9; 2 R ó); prestamos unos a otros lbs servicios más humildes (1 R. 6); evitar discordias, críticas, ira, juicios nega– tivos (1 R. 11); con la misma ternura con que ama una madre a sus hiJos 26 'S. CLA-SEN: Fram:isco -de Asís y ill cuestión soclal, L c., pp. 27Í~272. 27 · p~ AI.;C.ANTMRA: Campos aliiertes al •franciscaaisnm pa:a su presenuia eficaz, en Canta– bria franciscana n. 85 (1967) 53 s. 28 Sobre este fenómeno, véase K. MELVILLE: Las comunas eu la contracultura, Origen, teorías y estilos de vida. Editorial Kairós, U75. :300

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