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sociedad. Por eso, si se quiere una solución para «la Iglesia de hoy en sus vertientes económica, social.y eclesial, escribe S. Clasen, tiene la posi• bil:idad de mirar hacia atrás, hacia una solución histórica: la de san Fran– cisco de Asís, quien resolvió el problema, p.o por medio de una nueva ordenación del mundo de la economía, de la sociedad y de la Iglesia, sino por medio de un repensar las exigencias cristianas del Evangelio. En cual– quier caso, le pareció más importante y provechoso 'la vida según la forma del Evangelio' que todas las recetas de una reforma social, porque estaba claro para él que sólo sería razonable el desgaste de fuerzas en la cuestión social cuando no se buscase el cambio de la situación de las personas, sino el de su mentalidad».17 Dada la capital importancia de estos principios-base de la experiencia de san Francisco para nuestro tiempo,. los describimos someramente. l. La experiencia de fe Ante la crisis de fe de nuestro tiempo y también del suyo, Francisco aporta su experiencia radical de fe. Para él ninguna otra cosa ·de este mundo hay que desear tener si no es «el Espíritu del Señor y su santo dinamismo» (2 R 10). Más aún,. según él, no se debe apagar «el espíritu de la santa oración y devoción, al cual todas las otras cosas temporales deben servir» (2 R 5). Y así lo hizo él. Después del descubri:miento del evangelio, ya no quiso saber ni hacer otra cosa que no fuera observarlo. Y como en un mismo impulso vital, Francisco desculpriera a Cristo en el evangelio, ya no anhelaba otra cosa «que conformarse en todo al Cristo del evangelio» (LM 5, l). De ahí que el seguimiento de Cristo, le) iµlitación de Cristo y 1a adhesión a Cristo sean expresiones q1ie nos- indican el prin– cipio fundamental de su experiencia y de su espiritualidad. «Fundada sobre una experiencia m.ística privilegiada, dirá Ch.esterton, esta• adhesión. no es una actitud teológica, ni una abstraeción, sino el movimiento de toda una persona hacia su ser amado exclusivamente y considerado como ac,tual- mente presente». 18 · · · Conscientemente y de continuo Francisco quiere vivir como su Maes– tro. Desde su renuncia a la familia y a los bienes de éste mundo ante el obispo de Asís, nos dice Celarro, se adhiere perfectamente a Cristo Jesús (1 Cel 88). Este es su más ardiente deseo. La tensión de su ser. es total hacia Cristo: «Con toda el alma anhelaba ardientemente a su Cristo, a él se consagraba todo por. entero, el corazón y también el cuerpoP (2 Gel 94). En esta experiencia de fe de san Francisco es preciso anotar 'que pre– domina una visión. de Cristo pobre, humilde,. siervo o])ediente y crucifi– cado, según la Carta a los Filipenses (2, 6 ss.), y esto «contrasta con el optimismo y el confort de la vida moderna», dice el P. Azevedo. Por eso, 17 S. CLASEN: ·Francisco de Asís y la cuestión social, en Sel Fran n. 9 (1974) 274. 18 G. K. CHESTERTON: Saint Frani;ois d'Assise, París 1925, p. 13 s., citado por E. LONG– PRÉ en Dict, de Spir., V, art. Freres Mineurs, col. 1277. 297

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