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las dictaduras y los totalitarismos, la psicosis del exceso de población y de escasez de reservas, la secularización, la arreligiosidad, el neosacra– lismo ... «El género humano se halla hoy en un período nuevo de la historia, caracterizado por cambios profundos y acelerados que progresivamente se extienden al universo entero» (GS 4). Junto a la aceleración, universalidad y radicalidad del cambio, hay que señalar «el desequilibrio» que podría– mos definir como «barajamiento». Nuestro siglo da la impresión de haber sido «barajado»; en él coexisten hombres viviendo y pensando como en el siglo XII con quienes ya piensan y viven como se pensará y vivirá en el siglo XXI. Dentro de un mismo país coexisten los fenómenos más opuestos y contradictorios. Son los desE-"q_uilibrios que tan agudamente describieron los textos conciliares (GS, 4 y 8). 14 Esta experiencia de nuestra sociedad y de nuestro mundo actual coin– cide en cierta manera con la que le tocó vivir a san Francisr;o en la Edad Media. «Poco a poco, escribe C. Koser, se ha llegado a la convicción de que aquel período marca una transición muy profunda y acelcradR en me– dio de una confusión espantosa». 15 ¿ Cuál fue el camino escogido por Francisco de Asís para dar respuesta a su mundo, respuesta que puede ser punto de referencia válido para el nuestro? «Son dos rasgos, escribe el P. Louis Antoine, lo que harán de él, como lo fue Jesús, una contestación viva frente a la crisis de su tiempo y, en verdad, de todos los tiempos, ya que es así como se realiza la 'revolución' o la renovación del Evangelio en sus dos estructuras esenciales que revelan v condenan, ponen en tela de juicio -en crisis- el pecado del mundo: la sencillez, contraria al orgullo de una sabiduría razonable, viene a reba– tir el pecado propio ele la riqueza espiritual -aquel de los fariseos de siempre--; la pobreza contra la idolatría del dinero, en cualquier sociedad de producción y de consumo, sea cual fuere su índole, rural o industrial y urbana, tanto en los tiempos de los profetas como en los de Jesús, tanto ayer como hoy, aquella sociedad que condena a muerte a todos los Lázaros, s~an ellos individuos o pueblos». 16 Pero el camino de la sencillez y de la pobreza escogido por Francisco de Asís descansaba en una experiencia de vida cuyos pilares inconmovibles eran: la experiencia radical ele la fe, la vida según el evangelio, la comu– nión con la Iglesia, la primacía de la persona y de la fraternidad, pilares que hoy se resquebrajan y se tambalean en nuestra Iglesia y en nuestra 14 Iglesia y mundo en la España de hoy, 1.ª ponencia, en Asamblea Conjunta, Madrid, BAC, n. 328, p. 17. ¡; C. KOSER: La espiritualidad de la vida de los Hermanos Menores, en Cuadernos Fran./ Ren. n. 13 (1971) 5; LOUIS ANTOINE DJARI: Un santo para épocas de crisis, en Sel Fran n. 3 (1972) 46-51. 16 LOUIS ANTOINE: La experiencia franciscana, p. 19; PABLO VI: Populorum progressio, n. 47. 296

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