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voluntad y pensamiento sobre ello. Le pidió, sobre todo, la aclara– . ción del pasaje de la Regla que contenía las prohibiciones del santo Evangelio: No llevéis nada para el camino. San Francisco le res– pondió: ._Yo las entiendo de esta forma: los hermanos no deben llevar nada fuera del hábito con la cuerda y los calzones, como se dice en la Regla, y los que se vean obligados por la necesidad pueden llevar calzado (LP 69; EP 3). Para Angel Clareno ese éxito· de los ministros evidencia su hipocresía, ya que por una parte se declaraban seguidores del Evangelio y por otra eliminaban los textos rhás heroicos recogidos por la Regla: A los prudentes según la carne les parecían, en general, pesadas e insoportables las cosas que san Francisco presentaba a los herma– nos como reveladas por Cristo. Y los ministros hicieron quitar de la Regla primera el pasaje de las prohibiciones del santo Evangelio (flist. septem trib., p. 44). Fray León dice así, en lo que escribió sobre san Francisco: Mas, aunque los ministros sabían que, según la Regla, los hermanos están obligados a observar el santo Evangelio, con todo, hicieron quitar el pasaje donde se dice: No llevéis nada para el camino; y siguieron persuadidos de que estaban obligados a la perfección del santo Evan– gelio (Expos. Reg., p. 8). IV. CARIDAD PARA CON EL HERMANO CULPABLE La Carta a un ministro, escrita por san Francisco ciertamente antes de la Regla bulada, 3 nos ofrece un caso muy claro de un texto preparado minuciosamente para ser inslc!rtacto en la Regla, si el capítulo daba su con– formidad, pero que sólo en parte aparece aceptado en la redacción defi– nitiva: De todos los puntos que, en la Regla, tratan de los pecados mor– tales haremos, con la· ayuda de Dios, en el capítulo de Pentecostés, con el consejo de los· ministros, este capítulo: Si algún hermano, por instigación del enemigo, pecare mortal– mente, esté obligado por obediencia a recurrir a su guardián. Y todos los hermanos, que hubieran tenido éonocimiento de su pecado, no lo avergüencen ni le quiten la fama, sino más bien usen de gran misericordia con él; y tengan muy oculto el pecado del hermano; 3 Cf. K. Esser: La Orden franciscana. Orígenes e ideales, Aránzazu 1976, nn. 124, 150 y 183. K. Esser: Vber die Chronologie der Schriften des hl. Franziskus, en Arch. Franc. Hist. 65 (1972) 49-51. 171

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