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VI. VENERACIÓN AL CUERPO DEL SE:t.:rOR Y A SUS PALABRAS ESCRITAS 'Francisco_ es el apóstol de la fe en la presencia real de Cristo· en la Eucaristía, {e que se manifiesta en la preocupación por el descuido con que és tratado ei Cuerpo del Señor en las iglesias. Ese celo creció en los últimos años de su vida, y le llevó a enviar al mundo cristiano su mensaje fervoroso en varias cartas exhortatorias. 5 Unido a la veneración por el misterio eucarístico iba, en la piedad de san Francisco, su profundo respeto a las palabras del Señor escritas, y pre– cisamente en relación con la misma fe en la presencia real eucarística. Era, además, su respuesta intuitiva a quienes podían acusarle· de no apre– ciar suficientemente a los «teólogos y a los clérigos que predican, procla– man y distribuyen las santas palabras del Señor». 6 En la Regla primera había una cláusula, breve pero densa, sobre la recepción de la Eucaristía (cap. 20). Por el contrario, en la Regla bulada no s~ hace mención ni de la Misa ni de la Comunión. ¿Cómo se explica? ¿Fue un olvido de Francisco; o había de por medio alguna cuestión deli– cada en que tenía su parte la «prudencia» de los ministros? · Que el tema no era indiferente al Fundador lo vemos en la Carta al Capítulo general, escrita cuando ya fray Elías era «ministro general» y en ocasión en que, ·por su enfermedad, no le fue posible a Francisco asistir en persona. Luego de encarecer a los hermanos la reverencia al «santísimo Cuerpo y Sangre del Señor», dedica un largo párrafo a los sacerdotes, in– vitándoles a celebrar dignamente la santa Misa y a meditar en la dignidad de su ministerio. Luego viene una prescripción que, seguramente, debió de provocar reacción entre los hombres de ciencia: la Misa de la frater– nidad. Mientras no hubo fraternidades locales no -existió el problema: los hermanos asistían a la Misa en la iglesia próxima; pero ahora que esa~ fraternidades van apareciendo, con casas e iglesias destinadas a ellas, :e'ran- _ cisco ve el peligro de la disgregación espiritual del grupo por razón de las Misas privadas; por eso manda que, aun habiendo varios sacerdotes, no haya en cacia lugar más que una Misa; y da la razón teológica:_ la plenitud del misterio eucarístico no aumenta multiplicando las Misas, sino unién– dose-a él en la caridad comunitaria. Si la Carta al Capítulo fue escrita, como opina el P. Esser (Uber die Chronologie..., pp. 28-39), antes de la Regla de 1223, no deja de extrañar el. silencio total de ésta sobre puntos que tanta importancia tenían para el. Sánto; si la fecha es posterior, habría que ver en esa Carta un intento de. subsanar semejante laguna. 5 Véase Carta a todos los fieles, 6; Carta al Capítulo general, 1; Carta a todos los clérigos; Carta a todos los custodios; Carfa a los gobernantes. Ed. H. Boehmer: Analekten zur ·Geschichte des Franziskus von Assisi, Tübingen 1961, pp. 35, 39, 42s, 48. • Carta a todos los fieles, ibíd. Véase Carfa al Capítulo general, 4; Carta a todos los clérigos; Carta a todos los· custodios; ibíd. · 175

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