BCCCAP00000000000000000001441

392 J. MICÓ nidad de Jerusalén, sino como ideal para todos los cristianos que en el futuro entren a formar parte de la Iglesia. Esta experiencia de fraternidad se fue condensando de manera parti– cular en la vida monástica. La espiritualidad de los monjes tenía como modelo la vida apostólica; es decir, la imitación de los apóstoles y la primitiva comunidad de Jerusalén, hasta el punto que Casiano verá en el monacato la prolongación histórica de esa comunidad. La fraternidad, como trama de relaciones mutuas donde se concreta de una forma real el amor de unos a otros, tiene en cada época su modo de estructurarse. A la fraternidad monástica acompañó, a partir del siglo xn, otro modo de sentirse hermanos, fruto de los cambios sociales y políticos. Los monjes entendían su fraternidad a partir del modelo estático y sedentario de la comunidad de Jerusalén. La sociedad feudal, que les aporta las estructuras, será la matriz de un amor jerarquizado y vertical, donde las relaciones con los iguales o no existen o están ritua– lizadas. Mientras que las Fraternidades medievales, por apoyarse en estructuras socioculturales caracterizadas por relaciones de solidaridad y horizontalidad, buscarán su modelo apostólico en la comunidad de Jesús enviada en misión. Francisco disponía, al menos, de estas dos formas eclesiales para encarnar su voluntad de vivir el Evangelio. La decantación por un tipo de Fraternidad que concentraba las nuevas aspiraciones tanto sociales como religiosas de la sociedad que estaba naciendo, supuso la aparición del grupo franciscano como la encarnación dei ideal evangéiico en unas estructuras significantes y provocadoras que trataban de desencadenar la conversión al Reino desde la perspectiva penitencial. I. DE LA FRATERNIDAD A LA ORDEN Cuando hablamos de Fraternidad, aunque no seamos conscientes, esta– mos hablando de dos cosas distintas si bien relacionadas entre sí. Por un lado, con la palabra Fraternidad estamos designando la institución, la estructura que agrupa a los hermanos y que en castellano podríamos denaminar Hermandad. Por otro, el término fraternidad significa la rela– ción existente entre los hermanos, la convivialidad o, como algunos pre– fieren, la «fraternalidad». Nosotros, para seguir la tradición Y, por otra parte, distinguir las dos acepciones, hablaremos de Fraternidad en ma– yúscula cuando se trate de la institución, y en minúscula cuando desig– nemos las relaciones fraternas. Francisco utiliza siempre este término en el primer sentido, o sea,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz