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HIJOS DE DIOS, HERMANOS DE LOS HOMBRES 415 por más igualitario y democrático que pretendiera ser, no dejaba por ello de albergar el afán de poder dominativo de todo grupo político. Las mismas organizaciones religiosas, aun procurando ser fieles al espíritu de Jesús, no escapaban tampoco a la tentación de imponerse sobre los derrrás, aunque la disfrazaran de autoridad y servicio. Francisco era consciente de que el grupo de hermanos, por haber vivído anteriormente en estas organizaciones dominativas, no estaban exentos de caer en lo mismo. La voluntad de seguir el Evangelio les obli– gaba a vivir la Fraternidad, a pesar de estar constituida con esas formas de poder, de una forma nueva. Por eso les advierte que la estructura de la Fraternidad debe ser una organización sin poder dominativo, sino servicial. En los grupos políticos y religiosos los que detentan la auto– ridad se apropian de ella para dominar a los súbditos. En la Fraternidad no debe ser así; la autoridad deberá vaciarse de poder para ser capaz de servir (1 R 5, 9-12). Cuando la autoridad recurre al poder para dominar al hermano súbdito, está destruyendo 1a Fraternidad, puesto que no puede existir tal cuando un hermano está por encima de otro. Así es como debe entenderse la organización déi grupo, y así se debe entender también el ejercicio de la autoridad. Esto tan claro y evidente desde el punto de vista evangélico, no lo es tanto en el proceso de estructuración de la Fraternidad. La propia fragi– lidad del grupo y la divergencia de pareceres en c-uanto al contenido de la autoridad, marcarán el diseño de Ja Fraternidad, jalonado de miserias y de luchas por imponer los propios criterios. A pesar de todo, Francisco seguirá con voluntad indomable intentando configurar el grupo desde la perspectiva de las bienaventuranzas, dotándolo de elementos de con– trol que favorecieran su vivencia e impidieran aflorar los des.eos de domi– nio que todos llevamos dentro. 1. Los CAPÍTULOS El Capítulo, como reunión de hermanos para celebrar la Fraternidad y responsabilizarse de la misma, se confunde con los orígenes del grupo. Es vna necesidad de reconocerse y sentirse hermanos. Por eso ponen lo institucional al servicio de lo fraterno. Normalmente se celebraban por Pentecostés en Sta. María de los Angeles, y en ellos se trataba el modo de responder con más fidelidad al Evangelio, distribuían a los hermanos por las Provincias y designaban a los predicadores (TC 57). En estas asambleas se estructuraba la Fraternidad según los obje– tivos propuestos. Jacobo de Vitry describía en 1216 el modo de desarro-
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