BCCCAP00000000000000000001440

«CON LIMPIO CORAZÓN Y CASTO CUERPO» 51 II. LA CASTIDAD EN LA EDAD MEDIA El pensamiento religioso medieval sobre la castidad toma su doctrina de los Santos Padres, quienes, a su vez, la bebieron de los Padres Apos– tólicos y la Iglesia primitiva, por lo que será conveniente hacer un rápido recorrido por todos estos siglos para ver la génesis de la concep– ción medieval de la castidad. l. LA CASTIDAD EN LOS PRIMEROS SIGLOS DE LA IGLESIA Ya cr.. tiempos de la Iglesia apostólica los cristianos vivieron el celi– b.ato como un estado positivo y voluntario junto al matrimonio. Matri– monio y celibato eran contemplados como situaciones dotadas cada una de su propio valor, y a ambos se los tenía por carismáticos. En el siglo n los ascetas y las vírgenes vivirán el estado del celibato «en honor de la carne del Señor»; los apologistas no llegaron a definir este estado y ello permitió seguir conservando el equilibrio paulino y contemplar los dos estados como posibilidad cristiana. En el siglo III, bajo la presión de corrientes ·espirituales como la gnosis y el encratismo, se comienza a interpretar el celibato como «virgi– nidad» y se empieza a compararlo con el matrimonio, cosa que terminó en apología del celibato, frecuentemente con descrédito e incluso en contra del matrimonio. Podemos, pues, decir que a finales del siglo III el celibato ha encontrado su estatuto definitivo en la espiritualidad y en la vida cristiana, afirmándolo como un estado superior al matrimonio, e interpretándolo, definiéndolo y alabándolo con las metáforas de «vida angelical», «esposa de Cristo», «nupcias místicas», «oferta y oblación perfecta», etc. La abundante literatura «De Virginitate» de los siglos posteriores .iesarrollará estos temas y, bajo el impulso del movimiento ascético, identificará a menudo celibato y vida monástica. Los Santos ,Padres, tanto orientales como occidentales, ensalzarán en mayor o menor medida el celibato como estado más perfecto, aunque sin despreciar por ello el matrimonio. Debido a su formación filosófica, al hablar del matrimonio y de la sexualidad muestran una innegable reserva hacia lo corporal. En este con– texto, la castidad viene integrada en la continencia, virtud oue constituye uno de los fundamentos de toda vida cristhn.:i. Una continencia perfecta, una castidad sin mancha, serán la regla absoluta para todos los célibes. Respecto al matrimonio, la continencia del acto conyugal será la norma general, puesto que la unión cte los esposos llev:i en sí un elemento de impureza, a no ser que se hmpie con la voluntacl de procrear. Aun no

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz